Jessa - Bossed
Jessa - Bossed
Jessa - Bossed
Cross
BOSSED AROUND
Pregúntale.
No necesitaré permiso.
Esas palabras suenan en mi cabeza, una y otra vez, como un
mantra erótico.
Esta niña me tiene envuelto en su dedo meñique y no quiero
estar en ningún otro sitio. Este es mi hogar. Esta es la forma en que
me siento vivo. Cuando es para ella.
También soy una bestia que necesita cazar.
Con fuerza. Salvajemente.
Sin vergüenza ni restricción.
Thea también lo sabe. No tiene experiencia con los hombres, pero
cuando se trata de mí, su intuición es profunda y le confío mi alma.
Mi cuerpo.
No necesitaré permiso.
No necesitaré permiso.
Me acaricia de nuevo, esta vez con más fuerza, y casi derribo la
estantería, con un rugido en la garganta. —Cuando volvamos a la
galería. — digo con una respiración apresurada. —voy a...
Thea levanta la vista hacia mí, con una clara excitación. Los ojos
grises a media asta, su caja torácica expandiéndose y contrayéndose,
el pulso agitándose en la base de su frágil cuello. Intoxicante. Es aún
más hermosa así. Cuando se le da el control. Cuando se le permite ser
ella misma. — ¿Vas a qué?— susurra, pasando el pulgar por la cabeza
de mi polla. — ¿Hmmm?
De un lado a otro. De un lado a otro.
Mi corazón golpea contra mis tímpanos, el sudor corre en un
riachuelo por mi columna vertebral. —Voy a perseguirte y a separar
tus pequeñas piernas. Te la voy a meter tan adentro que me vas a
sentir en tu vientre. Voy a bombear dentro de ese coño apretado,
húmedo, que acaricia la polla, hasta que me quede ciego y tú grites,
Estoy corriendo.
Corriendo por los terrenos de la galería, con la puesta de sol
convirtiendo el cielo en fuego a mí alrededor, con mí pelo arrastrado
por el viento de verano detrás de mí. Esto es la libertad.
Hoy ha sido la libertad.
Por fin tengo que aceptarlo: he sido prisionera de mi tío durante
seis años. Ya no puedo negármelo a mí misma. Hizo mal conmigo, al
igual que mis padres. Me mantuvo alejada de un mundo que puede
tener puntos oscuros, pero que también tiene tanta belleza que
ofrecer.
Pero no tengo que vivir amargada por lo que me han hecho.
Puedo seguir adelante. Puedo seguir adelante así. Libre.
En cuanto Duncan puso el coche en el estacionamiento, abrí la
puerta de golpe y me lancé afuera, su gruñido amenazador me puso
la piel de gallina. La satisfacción, la excitación y el deseo son cosas
vivas dentro de mí, tan embriagadoras que estoy jadeando,
bombardeada por la necesidad, mis piernas se vuelven tan gelatinosas
que apenas me llevan alrededor de la estructura de piedra, a través de
los árboles que rodean el lugar que he llamado hogar durante tanto
tiempo.
Miro por encima del hombro, nerviosa y excitada a partes
iguales, pero no hay rastro de él. Sin embargo, de alguna manera, sé
que está cerca. Que está observando, esperando para saltar, y quiero
gritar de anticipación.
Durante todo el camino a casa, lo masajeé a través de la bragueta
de sus pantalones.
Le besé el cuello.
DUNCAN
Estoy muriendo.
Nunca esperé sentir nada cuando mi vida terminara.