Lóbulos Cerebrales
Lóbulos Cerebrales
Lóbulos Cerebrales
Funciones y Enfermedades
Relacionadas
Por
Marcel Gratacós
Concretamente, en la corteza cerebral existen cinco lóbulos diferentes. Cada uno de ellos
presenta una estructura determinada y se encarga de desempeñar actividades y funciones
distintas.
Lóbulo frontal (naranja), lóbulo parietal (rosa), lóbulo occipital (morado), lóbulo temporal
(verde).
Una característica importante de los lóbulos del cerebro es que estos se encuentran
simétricamente organizados en los dos hemisferios del cerebro.
Es decir, la corteza cerebral se puede dividir en dos hemisferios diferentes (el hemisferio
derecho y el hemisferio izquierdo). Cada uno de estos hemisferios posee una parte
proporcional de cada lóbulo cerebral.
En este artículo se explican las características principales de los lóbulos del cerebro. Se revisan
sus cualidades anatómicas, las funciones que realizan y las enfermedades que se relacionan
con los daños originados en estas regiones de la corteza cerebral.
Los lóbulos son probablemente las regiones del cerebro más fácilmente identificables. Estos
se localizan en la corteza cerebral, es decir, en la región más externa del cerebro.
Los lóbulos cerebrales se caracterizan por abarcar toda la estructura cerebral. Es decir, cubren
toda la zona del cráneo, recorriendo las diferentes regiones externas del cerebro.
Anatómicamente, se caracterizan por estar claramente divididos por los dos hemisferios. La
división hemisférica del cerebro resulta macroscópicamente identificable, ya que estos se
encuentran separados por una cisura interhemisférica.
En cada uno de los hemisferios del cerebro se presencia el 50% de cada uno de los lóbulos.
Por lo tanto, estas regiones se encuentran perfectamente repartidas entre ambos lados del
cerebro.
Cada lóbulo cerebral posee una ubicación diferente. En este sentido, el lóbulo frontal se
encuentra en la parte más frontal del cráneo; el lóbulo parietal en la región más superior; el
lóbulo temporal en la zona más inferior y el lóbulo occipital en la región más posterior.
Así mismo, de forma añadida a los cuatro lóbulos que dividen la corteza cerebral en cuatro
grandes regiones, lo lóbulos occipitales incluyen un última estructura conocida como ínsula.
La ínsula presenta un tamaño mucho más reducido que los otros lóbulos cerebrales y se
encuentra en la región más profunda del lóbulo temporal. De hecho, esta región se clasifica
como el lóbulo escondido del cerebro, ya que queda visualmente escondida por el lóbulo
temporal que se encuentra encima de ella.
No obstante, múltiples investigaciones han mostrado que tanto su anatomía como su actividad
se relaciona con los lóbulos cerebral y, por lo tanto, también forma parte de la corteza del
cerebro.
1- Lóbulo Frontal
El lóbulo frontal, tal y como su nombre indica, se localiza en la región frontal de la corteza. Es
decir, es la parte del cerebro que los seres humanos poseen en la zona de la frente.
Se caracteriza por ser el lóbulo más grande del cerebro, por lo que su estructura anatómica
no se limita a la zona de la frente sino que se proyecta hacía regiones más superiores y más
profundas. De hecho, el lóbulo frontal ocupa aproximadamente un tercio de toda la corteza
cerebral.
La estructura se separa en su región superior del lóbulo parietal mediante la fisura de Roalando
y por su zona inferior del lóbulo temporal a través de la fisura de silvio.
El lóbulo frontal destaca por su papel en el procesamiento de funciones cognitivas elaboradas.
Es decir, lleva a cabo actividades como la planificación, la coordinación, la ejecución y el
control del comportamiento.
Esta región cerebral se clasifica como la más evolucionada y desarrollada. Es decir, la mayor
magnitud y funcionalidad del lóbulo frontal de los seres humanos explica gran parte de sus
diferencias cognitivas con el resto de animales.
En este sentido, el lóbulo frontal es la estructura cerebral que desarrolla un papel más
destacado con las funciones relacionadas con la inteligencia, la planificación y la coordinación
de secuencias de movimientos voluntarios complejos.
Meta-pensamiento
Este tipo de pensamiento que desempeña el lóbulo frontal puede incluir diferentes grados de
abstracción. Atañe el razonamiento y la atención acerca de la forma de pensar y resulta una
actividad muy utilizada en las psicoterapias cognitivas.
El lóbulo frontal se encarga de llevar a cabo la memoria de trabajo, es decir, desarrolla una
memoria «transitoria» de información relativa a aspectos que transcurren a tiempo real.
Esta actividad efectuada por el lóbulo frontal permite a las personas establecer objetivos,
metas y necesidades en puntos o momentos notablemente alejados del presente.
Planificación
De forma relacionada con la actividad anterior, el lóbulo temporal resulta una estructura básica
para la planificación mental y conductual. Pensar en el futuro permite imaginar planes y
estrategias.
El lóbulo frontal no sólo crea posibles escenas futuras en la mente de la persona, sino que
también permite la navegación entre los distintos pensamientos, buscando los objetivos y las
necesidades personales.
Control conductual
Por este motivo, una de las principales funciones del lóbulo frontal consiste en amortiguar los
efectos de los impulsos emocionales para evitar conductas emocionales o impulsivas que
puedan resultar inadecuadas.
En definitiva, el lóbulo frontal resulta una estructura cerebral básica para el autocontrol que
permite el desarrollo de un funcionamiento y un comportamiento racional.
Cognición social
Finalmente, los lóbulos frontales resultan estructuras básicas para el desarrollo del
pensamiento social. Estas regiones permiten atribuir estados emocionales y mentales a los
demás. Es decir, desarrollan las actividades referentes a la empatía.
Esta función del lóbulo frontal tiene como objetivo influir en la conducta de la persona e
incrementar la relación e integración social entre individuos.
De hecho, lesiones en esta región del cerebro como por ejemplo las del famoso caso
de Phineas Gage, ocasionan una notable alteración de la conducta social e interpersonal, así
como en la gestión emocional y los rasgos de personalidad del individuo.
Lóbulo parietal
El lóbulo parietal es la zona de la corteza cerebral que se sitúa en la zona que recae bajo el
hueso parietal. Es decir, se ubica en las partes medias y laterales de la cabeza
Este lóbulo resulta más pequeño que el lóbulo frontal y el lóbulo temporal, pero de mayor
tamaño que el lóbulo occipital y la ínsula.
Su función principal consiste en procesar información sensorial que llega desde diferentes
regiones del organismo. Sensaciones como el tacto, la temperatura, el dolor o la presión son
integradas y conceptualizadas en el lóbulo parietal.
Por otro lado, investigaciones recientes han mostrado que el lóbulo parietal desempeña un
papel importante en el reconocimiento de números, el control de movimientos y la integración
de la información visual proveniente del lóbulo occipital.
Lesiones en esta área del cerebro suelen originar anestesia en el brazo y pierna del lado
opuesto, a veces con dolores, epilepsias sensitivas y desequilibrios de balance. La lesión del
lado izquierdo del lóbulo parietal en cambio, se relaciona con dificultades para leer y realizar
cálculos matemáticos.
Lóbulo temporal
El lóbulo temporal es el segundo lóbulo de mayor tamaño de la corteza cerebral. Se localiza
frente al lóbulo occipital. Limita por su parte superior con el lóbulo parietal y anteriormente
con el lóbulo frontal.
Por otro lado, el lóbulo temporal desempeña funciones importantes relacionadas con la
audición y el lenguaje. Durante la escucha de habla o música, esta región cerebral es la
encargada de descifrar la información.
Así mismo, el lóbulo temporal medial incluye un sistema de estructuras relacionadas con
la memoria declarativa (el recuerdo consciente de hecho y eventos). Esta estructura atañe la
región hipocampal, y las cortezas perrinial, entorrinal y parahipocampal adyacentes.
Lóbulo occipital
Resulta una región poco vulnerable a las lesiones, ya que se localiza en la parte posterior del
cerebro. No obstante, el padecimiento de traumatismos severos en la parte posterior del
cráneo puede producir cambios sutiles en el sistema visual-perceptivo.
Una pequeña zona del lóbulo occipital conocida como región de Peristriate está involucrada en
el procesamiento visual espacial, la discriminación del movimiento y la discriminación del
color.
La lesión de uno de los dos lados del lóbulo occipital puede originar la pérdida homónima de
visión, afectando al mismo campo cortado dentro de ambos ojos. Por otro lado, los trastornos
originados en el lóbulo occipital son los responsables de las alucinaciones e ilusiones visuales.
El lóbulo occipital está dividido en diferentes áreas, cada una de ellas se encarga del
procesamiento de una serie de funciones determinadas. Las más importantes son:
Ínsula
Finalmente, la ínsula, también conocida como corteza insular, es una estructura que se
encuentra ubicada profundamente en la superficie lateral del cerebro. Concretamente, se
encuentra dentro del surco de Silvio, región que separa el lóbulo temporal del lóbulo parietal.
Así pues, trata de una pequeña región que se encuentra en la intersección entre la corteza
temporal y la corteza parietal, quedando así ubicada en la zona medial del cerebro.
La ínsula se diferencia de los otros lóbulos por no ser visible en la cara externa del cerebro.
Esta queda tapada por una regiones corticales superpuestas conocidas como opércula.
La porción más anterior de la corteza insular se encuentra muy relacionada con el sistema
límbico. Parece que esta región desempeña funciones importantes en la experiencia subjetiva
emocional y su representación en el cuerpo.
En este sentido, Antonio Damasio ha propuesto que la ínsula se encargaría de emparejar los
estados viscerales emocionales que están asociados con la experiencia emocional, dando así
lugar a la aparición de los sentimientos de consciencia.
Por otro lado, ciertas investigaciones han postulado que la ínsula se encarga de procesar la
información convergente de los globos oculares, generando una respuesta genital en el
hemisferio izquierdo del cerebro. Esta función permitiría la creación de un contexto
emocionalmente relevante para la experiencia sensorial.
Finalmente, varios experimentos han mostrado que la ínsula desempeña un papel importante
en la experiencia del dolor y la experiencia de un gran número de emociones básicas, tales
como el amor, el miedo, el disgusto, la felicidad o la tristeza.
Referencias