Clases 3 y 4
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Clases 3 y 4
¿QUE HACER?
La reducción del consumo de sustancias adictivas en el trabajo y sus
consecuencias, no se consigue mediante la aplicación de normas
disciplinarias, sino a través de la prevención y de un tratamiento, teniendo
siempre como referencia única y final la persona. De manera que la
adicción deje de ser tratada como un tema tabú y empiece a ser
considerada una enfermedad más de la que buscar un tratamiento
adecuado con el que trabajador y organización se sientan cómodos.
Es decir, que el objetivo no es que la persona pierda su trabajo, sino que
se recupere para que pueda continuar con su actividad y siga siendo
productivo. No se apunta a estigmatizar al trabajador adicto ni
sancionarlo. La idea es pensar las adicciones como un problema de salud y
para ello hay que generar una política de prevención de las adicciones en
el ambiente laboral para poder trabajar sobre los factores de riesgo,
intervenir y ayudar a que esa persona pueda hacer un tratamiento
efectivo.
Pese a todo, es habitual que muchas organizaciones no actúen hasta que
la adicción haya alcanzado niveles alarmantes. Entonces la cuestión que
deben plantearse en este punto es qué clase de actuación se va a llevar a
cabo. La organización tiene potestad para sancionar a los trabajadores que
mantengan en el trabajo una conducta poco profesional, como podría
suceder a consecuencia de una adicción. Sin embargo, hay que tener en
cuenta que las adicciones son y deben ser tratadas como una enfermedad
crónica de salud mental. En consecuencia, en lugar de resolver el
problema por la vía del despido u otras sanciones disciplinarias, como ya
lo expresamos, es preferible remitir al trabajador a los servicios de
asesoramiento, para manejar de la forma más adecuada su enfermedad y
poner en marcha un tratamiento de cara a su rehabilitación a largo plazo.
De este modo, se estará aplicando una solución duradera y mucho más
beneficiosa para ambas partes.
En estos casos, es necesario contar con la colaboración activa del
empleado en cuestión, algo que no siempre ocurre, y por ello es necesario
facilitarla al máximo, de modo que el trabajador pueda expresarse sin
temor por su puesto de trabajo o por la pérdida de confidencialidad. Si el
trabajador no colabora con el tratamiento, entonces la organización
puede adoptar las medidas disciplinarias que considere necesarias. Esto
sobre todo sucede en el ámbito privado más que en lo público pero
también a ha habido casos de trabajadores estatales que perdieron su
trabajo.
Prevenir para evitar intervenir
La Prevención Laboral es una manera de entender que el trabajador es el
capital humano fundamental y que como tal debe ser cuidado,
respaldado, y acompañado en los riesgos propios de nuestra vida en
sociedad. Cuando una organización toma la iniciativa de implementar
estrategias de Prevención, ayuda a que un tema que seguramente está
presente pero silenciado, pase a estar sobre la mesa y trabajado de
manera positiva. Implementar Programas Preventivos nunca es generar un
problema, sino que siempre es avanzar hacia una solución.
La prevención es un elemento clave para tratar de evitar los posibles
problemas que el adicto pueda causar y no estigmatizar esta enfermedad,
sin que, a su vez, ello afecte negativamente al resto de empleados. La
identificación precoz del problema y la motivación para su tratamiento
debe ser un elemento fundamental previo a la detección y a la
intervención, y para ello es necesario incluir en la organización planes de
formación e información en el campo de las conductas adictivas y sus
efectos adversos en el trabajo.
Antes de seguir hablando de los programas de prevención vamos a pensar
un poco de que estamos hablando cuando hablamos de prevención.
¿QUE ES LA PREVENCION?
La prevención es la preparación y disposición que se hace
anticipadamente para evitar un riesgo. Es la capacidad para anticiparse
con diferentes estrategias a situaciones que pueden provocar diversos
tipos de daño, posibilitando crear conocimientos, actitudes, habilidades
que ayudaran a impedir o minimizar el daño. Preparación que busca evitar
de manera anticipada un riesgo, evento desfavorable o un acontecimiento
dañoso. La palabra clave es anticiparse, es antes no después. En este caso
estamos hablando de prevención primaria que evita la adquisición de la
enfermedad. Serían las actividades o estrategias que se llevan a cabo para
evitar que aparezca la enfermedad.
Cuando el objetivo de la prevención no es solo prevenir el uso de
sustancias, sino el desarrollo de una dependencia, es tomar medidas para
que la enfermedad no aparezca reduciendo los factores de riesgo,
hablamos de prevención secundaria que va encaminada entonces a
detectar la enfermedad en estadios precoces para evitar su progresión.
Con la prevención secundaria apuntamos a reducir o disminuir la
enfermedad.
En una prevención terciaria las medidas están dirigidas al tratamiento y a
la rehabilitación de la enfermedad para que la situación no se agrave y se
pueda mejorar la calidad de vida. La prevención terciaria trabaja sobre el
problema ya instalado y sus consecuencias.
En la práctica preventiva se tienen en cuenta dos modalidades: la
prevención específica que apunta a prevenir a partir del síntoma. Las
consecuencias directas o indirectas que influyen en la problemática.
Comprende las estrategias con contenidos referidos a temas en particular,
por ejemplo adicciones, violencia, sida. Está focalizada en una población
determinada (Desde la información) y la Prevención múltiple inespecífica
orientada a modificar aspectos que hacen al estilo de vida modificando
hábitos y actitudes tendiendo a lograr una mejor calidad de vida.
Lo ideal entonces es combinar ambas modalidades de prevención para
que sea general, inespecífica e integral dispuesta para todas las personas,
todas las edades y en todos los espacios.
En prevención la información es un requisito necesario pero no suficiente
para cambiar actitudes y comportamientos.
La promoción de la salud y la prevención de la enfermedad son todas
aquellas acciones, procedimientos o intervenciones integrales y
orientadas a lograr una vida saludable y mantenerse sanos. La prevención
es un intento de influir en la conducta.
La idea es a través de la prevención reducir o revertir los factores de
riesgo. Una intervención temprana en los factores de riesgo tiene un
impacto mayor que una intervención tardía, al cambiar la trayectoria de la
vida de la persona alejándola de los problemas y dirigiéndola hacia
conductas positivas.
Un factor de riesgo es todo aquel elemento que puede aumentar las
probabilidades de que aparezcan problemas relacionados con las
adicciones, es cualquier factor asociado con el aumento de la probabilidad
de un comportamiento que suele tener consecuencias negativas. Una
conducta de riesgo no suele presentarse aislada sino que van
relacionadas, por ejemplo el uso de sustancias se suele asociar a
ausentismo laboral, irritabilidad. Los factores de riesgo son características
o atributos individuales, familiares o sociales, que posibilitan o aumentan
el consumo de sustancias psicoactivas. A nivel individual los factores de
riesgo están asociados a baja tolerancia a la frustración, conductas
agresivas, baja autoestima; entre los factores familiares se encuentran:
consumo de sustancias psicoactivas por parte de padres de familia o
cuidadores, disciplina autoritaria, sobreprotección, falta de supervisión de
los padres o cuidadores en las actividades de los hijos, violencia
intrafamiliar; entre los factores de riesgo social se encuentran: bajo apoyo
de redes sociales, disponibilidad de las sustancias psicoactivas, uso de
sustancias psicoactivas por parte de pares, violencias en el entorno escolar
y social, entre otros.
Un factor protector es cualquier factor que reduzca el impacto de un
comportamiento de riesgo. Ayudan a las personas a no involucrarse en
comportamientos potencialmente perjudiciales o promover alternativas.
Los factores protectores son características o atributos individuales,
familiares o sociales, que reducen la posibilidad de uso, abuso o
dependencia de las sustancias psicoactivas. Entre los factores individuales
se encuentran: empatía, habilidades sociales, capacidad para afrontar
problemas, entre otros; entre los factores familiares se encuentran el
respeto, la confianza, las normas y reglas del hogar, entre otros; entre los
factores sociales se encuentran la participación en actividades
comunitarias, la normatividad respecto a las sustancias psicoactivas, el
acceso a servicios de salud y educación, entre otros.
PROGRAMAS DE PREVENCION
¿Cómo prevenir el consumo de drogas y alcohol en el trabajo?
El alcohol y cualquier otro tipo de drogas provocan discapacidad sensorial
que no exige las actividades laborales desempeñadas cotidianamente, por
tal motivo, prevenir su uso y consumo promueve el cumplimiento de un
compromiso por parte del trabajador con la organización y viceversa. De
hecho, la prevención del acto en cuestión hace parte de la responsabilidad
corporativa de mantener el bienestar individual y grupal de sus
empleados. Entorno sano, vida laboral saludable.
Por donde se debe comenzar a trabajar es por la información, el apoyo, el
análisis de los riesgos y la puesta en marcha de medidas e iniciativas para
paliarlos.
Los programas para prevenir o minimizar los problemas de consumo
deben abarcar diversos aspectos, que van desde la información hasta la
facilitación de la asistencia de los trabajadores enfermos que lo deseen.
Los programas de prevención deben incluir:
• Información básica de referencia, por ejemplo folletería hablando de las
adicciones y sus consecuencias, tipos de sustancias. Debe ser objetiva y
realista, manejarse con la verdad, no dramatizar ni recurrir al miedo.
Debe ser pertinente a la edad, comprensión. Debe resaltar las ventajas de
no consumir drogas antes que enfatizar en lo negativo de consumir. Por
ejemplo arrancar en un programa de prevención diciendo la droga mata
es arrancar mal.
• Pautas para plantear actuaciones preventivas, es decir cuáles van a ser
las medidas y estrategias a implementar. Por ejemplo enfatizar en los
factores de riesgo y promover los factores protectores. Posibilidad de
desarrollar actitudes y habilidades sociales para poder afrontar las
distintas situaciones de la vida. Otra pauta importante es tener presente a
la familia del adicto.
• Orientación para el abordaje asistencial a los trabajadores con
problemas. Por ejemplo un equipo de profesionales especializados que
puedan abordar la problemática confrontando al trabajador con el
problema y las consecuencias.
• Criterios de derivación asistencial de los problemas que no puedan
atenderse en los recursos laborales.
Normalmente, el proceso pasa por distintas fases: la detección de los
casos de adicción, evaluación de las demandas de actuación, información
y asesoramiento, oferta de tratamiento y posterior derivación a un centro
especializado y una vez que el adicto ha sido dado de alta se lo vuelve a su
reinserción laboral.
Es importante conocer las actitudes y conductas de los trabajadores hacia
el consumo, antes de definir los objetivos de carácter preventivo y
asistencial. Las políticas preventivas en relación con el alcohol y otras
drogas deben ser informativas, de protección y de sensibilización
Los programas de prevención encaminados a mejorar la situación de los
trabajadores en relación con el consumo de drogas deben promover
cambios de estilo de vida, e incluso de cultura de la salud dentro de la
empresa.
Se buscará identificar precozmente los problemas existentes relacionados
con el consumo y facilitar la atención a los trabajadores adictos que lo
deseen. Los procedimientos diagnósticos para detectar los problemas
deben ser conocidos y aceptados voluntariamente por los usuarios
respetando su confidencialidad. En ocasiones se utilizan encuestan
anónimas o detección por medio de testeos, por ejemplo hay una fábrica
grande en la plata que tiene un sistema al azar de testear alcoholemia.
También con dosajes de sustancias psicoactivas en orina. Los trabajadores
deben estar informados de dicha situación. Los tratamientos se
propondrán evitando la marginación de la persona a tratar y se facilitará la
normalización y reinserción laboral. La política debe garantizar que su
objetivo no sea perseguir a los adictos, sino contribuir a mejorar las
condiciones de salud y seguridad en el ámbito laboral. La organización
debe garantizar el respaldo a los trabajadores, su puesto de trabajo en
caso de hacer tratamiento.
La prevención de adicciones también puede realizarse en tres pasos:
universal, selectiva e indicada. La primera de ellas se aplica para todos los
trabajadores y se fomenta una buena calidad de vida. La segunda hace
referencia al tratamiento de trabajadores con indicios de adicciones. Su
atención y tratamiento debe ser personalizado y con constante monitoreo
por parte de la empresa. Finalmente, la indicada es aquella donde se debe
trabajar con quienes ya tienen un problema de abuso o dependencia. Al
clasificar el problema, es posible aportar una solución más integral.
Con respecto de los trabajadores se buscará:
Incorporar valores positivos hacia la conservación de la salud tanto
éticos como morales
Motivar a la práctica de actividades positivas hacia la salud
(deportivas, artísticas, culturales etc.) para un adecuado desarrollo
social e intelectual.
• Aprender a tener la capacidad para tomar decisiones y resolver
problemas cotidianos. Así mismo aprender a canalizar de manera
adecuada sus emociones.
Autoestima y autocontrol adecuados
• Tolerancia a la Frustración
• Percepción de riesgo en torno al consumo de sustancias
Cambiar actitudes y conductas en relación con el consumo
Con respecto al ámbito laboral se puede pensar en:
• Jornadas de trabajo adecuadas: tiempo, lugar, períodos de descanso
(cambios de horarios al trabajador adicto, evitar que trabaje de noche
etc.)
• Descansos periódicos para adaptarse a las necesidades del
trabajador/a (Fines de semanas, francos, etc.)
• Planificación consensuada de las rotaciones horarias
• Eliminar la oferta de drogas legales en el lugar de trabajo
• Capacitaciones periódicas asociadas a la función de cada trabajador/a
• Posibilidades de promoción laboral
Pasarlo a un sector más contenido sin compañeros de consumo,
rediseñar su puesto.
Propiciar un ambiente de contención, de escucha, de vínculos de
confianza.
Mejorar las condiciones de trabajo y el clima organizacional.
¿Cómo ayudar a mi compañero adicto?
Si corro a un lado la organización como tal y me posiciono como un simple
compañero frente a otro compañero adicto, le pregunta sería ¿Cómo
puedo ayudarlo?
Lo primero es estar disponible para ayudarlo, en segundo lugar
escucharlo, brindando confianza, interesándome en lo que siente, en lo
que le pasa, en tercer lugar no estigmatizarlo pero tampoco victimizarlo,
contactar a la familia, siempre es positivo que la actuación de la
organización laboral y la familia se complementen, apoyando dicho
proceso. Por último ofrecer alternativas para su recuperación. (Esto lo
vamos a ver en la clase que viene)
CLASE 4
El antiguo refrán: “cuando el río suena, es porque agua lleva”, es una
declaración muy cómoda para quien observa desde “la orilla del río”, pero
no así, para el que “lucha contra la corriente”.
Porque, para el que está “dentro del río” es muy difícil escuchar los
“sonidos” que indican que “algo está mal”, muchas veces porque no
puede y otras porque definitivamente no lo desea. Cuando no puede, se
entiende que la persona quiere estar bien, pero no ha percibido el peligro;
aquí, la solución obvia sería “señalarle lo que pasa” y de esa forma “podría
darse cuenta”. El problema está en que la persona adicta,
deliberadamente, hace caso omiso de aquello que se le está planteando
como una realidad y se comporta como si nada le fuera a pasar. La
mayoría de los drogadictos actúan así, y lo hacen porque su adicción se ha
convertido en “un salvavidas” que mantiene a raya aquello que les resulta
potencialmente doloroso. Aunque para las personas que le rodean, sea
obvio que su conducta resulta contraproducente.
Para superar los problemas adictivos se necesitará un grado importante
de compromiso de la persona afectada, además de la voluntad del mismo,
del apoyo de su familia, sus compañeros y del espacio laboral. Es
importante destacar que la detección precoz y cuando más rápidamente
se actúe en este sentido, habrá mayores posibilidades de superarlo
adecuadamente.
Es realidad no es tan fácil detectar por síntomas físicos si una persona está
o no en consumo, el adicto aprende a manejar los síntomas secundarios y
siempre encuentran una manera de ocultarlo. En vez de intentar detectar
por lo orgánico los padres deben centrarse en la conducta general. Vamos
a ver algunos signos que nos permitan orientarnos.
¿Cuáles son las señales de que alguien tiene un problema de drogas?
Pupilas contraídas o dilatadas, ojos enrojecidos y/o pequeños,
congestión nasal: Estas son algunas de las manifestaciones visibles
que pueden darnos indicios de consumo de sustancias, ya que con
el uso de estimulantes ha contracción pupilar, sudoración de
manos. Con la marihuana se enrojecen los ojos. Irritación nasal en el
caso de la cocaína. (resfríos, mocos, etc.)
Alteraciones del apetito, peso corporal o sueño: Es otro de los
aspectos importantes para una detección precoz. El comer mucho
puede ser resultado del consumo de marihuana. El consumo de
alcohol además de su olor produce aumento de peso. La cocaína y
las anfetaminas quitan el hambre por lo que normalmente se baja
de peso. El sueño también se ve alterado, duerme poco o mal.
Cambia los días por las noches invirtiendo los ciclos normales. Viven
de noche y duermen de día.
Sentimiento autocritico: cuestionan sus acciones, conductas, no
logran conformidad consigo mismo.
Dificultad para aceptar la autoridad: Viven en conflicto con todo
aquel que represente una obligación o norma.
Descuido personal: Descuidan su vestimenta y su aseo personal. No
se cuidan a sí mismos, por ejemplo, no toman duchas, no se
cambian de ropa ni lavarse los dientes.
Cambio de amistades: Los jóvenes que comienzan a consumir
generalmente cambian de amigos, dejan a los que solían frecuentar
y se juntan con los que consumen. Pasan largar horas con ellos.
Cambio de costumbres: Cambian sus hábitos, esto es central para
detectar el consumo. Antes solían hacer determinadas actividades,
eran buenos, alegres, y divertidos y de repente todo cambia hasta
su manera de hablar. Incorporan el léxico callejero. Empiezan a
mentir, a manipular y a minimizar situaciones.
Salidas permanentes del hogar: comienza una suerte de salidas
misteriosas y a horas que antes no eran comunes, el joven comienza
a mentir con relación a sus actividades y no comunicar lo que hace.
Formas de pensar extremistas: Es blanco o negro, todo o nada. La
gente es mala o buena. Respuesta a los acontecimientos
exacerbada.
Cambios en el carácter: Dependiendo del tipo de drogas
consumidas se producen diferentes cambios en su personalidad,
puede pasar de momentos depresión a situaciones de euforia,
puede aparecer angustia o manifestaciones descontroladas. Están
de mal humor, pasar rápidamente entre sentirse mal y sentirse
bien. En otros momentos se los ve muy callados o tristes. Los
cambios en el estado de ánimo y la sensación de falta de control son
sensaciones comunes en la persona que sufre una adicción. De
hecho, ese malestar emocional es una de las razones por la cual la
persona se refugia en la adicción, alimentando así un círculo
autodestructivo.
Desaparición de objetos: Es común que empiecen a desaparecer
objetos, al principio, pequeños e insignificantes, después con mayor
valor. También inventan que fueron robados y les sacaron el celular,
zapatillas. Pero en realidad lo que sucede es que las venden para
subvencionar la droga o las cambian por ella.
Aparición de cosas nuevas: aparecen con cosas en la casa, que no
dan cuenta de cómo pudieron adquirirlas. Y aparece la famosa frase
“es de un amigo”. A algunos que les han encontrado droga, niegan
que sea de ellos y la atribuyen a que se la están guardando a un
amigo. También aparecen objetos como pipas, papelillos, gotas de
los ojos, lapiceras sin tinta.
Ausencia escolar: Los jóvenes comienzan a hacerse la rata y a tener
reiteradas ausencias de la escuela. También se ausentan de citas o
compromisos importantes.
Problemas económicos: Hay un descontrol en sus gastos. Nunca
tienen dinero suficiente. Tienen una necesidad urgente y recurrente
de disponer de dinero. Dinero de origen desconocido: piden dinero
prestado o roba dinero a sus familiares. Sacan préstamos y están
llenos de deudas.
Síndrome de desgano: el típico “está todo bien”, “no tengo ganas”,
el joven no encuentra motivación en ninguna actividad, pierden
interés en sus cosas favoritas, dejan de compartir momentos en
familia y pasan mucho tiempo solo. No estudian ni trabajan, ya que
nada los motiva. Esta pérdida del interés por actividades que antes
producían satisfacción, se debe a que su universo de intereses se
restringe considerablemente.
Problemas familiares: Debido a la tensión que hay en la casa
aparecen frecuentes discusiones hasta agresiones y conductas
violentas, se van dando un portazo y sintiéndose incomprendidos.
Las relaciones familiares se complican. La persona con una adicción
pasa cada vez menos tiempo con su familia y cuando está con ellos,
se comporta de manera diferente adoptando un patrón relacional
caracterizado por la irritabilidad y la distancia emocional. Por eso,
no es extraño que surjan reproches y discusiones.
Problemas en el trabajo: La persona descuida cada vez más esta
área para sumergirse en la adicción. Cambios frecuentes de trabajo,
o pérdida del mismo.
Problemas sociales: La adicción lleva a la persona a encerrarse en su
mundo y a abandonar las amistades que no entienden su problema.
De esta forma, el adicto se aísla cada vez más, apartándose de la
sociedad. Además hay aumento de la violencia doméstica, callejera,
delitos, accidentes. Incluso llegan a sus casas lastimados o
golpeados.
Pero tenemos que tener presente que para poder intervenir se necesita
de varias cuestiones pero lo principal es contar con la voluntad de
recuperación de la persona. Yo siempre digo una frase: “si el adicto no
quiere, nosotros no podemos”. Ningún consumidor abusivo consultaría si
su consumo no molesta a nadie. Imaginariamente si drogarse no generase
sufrimiento vincular (hacer sufrir a padres, parejas, etc.) o generase tanto
deterioro en lo personal, nadie probaría con dejar las drogas. Tengamos
presente algo que suena feo pero es real, a los adictos les gustan las
drogas. Por lo que hay que incomodar al adicto para que empiece a
hacerle ruido. Y entonces podemos ofrecer desde lo laboral o desde lo
familiar el acceso a un tratamiento, la etapa de rehabilitación debe
realizarse en los establecimientos especializados en esta materia. Lo ideal
es que los tratamientos abarquen todos los aspectos de la vida de una
persona ya que la adicción afecta a todos esos aspectos como ya vimos.
SOBRE EL TRATAMIENTO
La recuperación en un tratamiento es un proceso de cada día, cada día
construyen y mantienen su recuperación mediante diferentes estrategias
para mantener la abstinencia.
El primer objetivo del tratamiento es que la persona con una adicción
asuma que necesita el tratamiento. Tanto en las drogas legales como en
las ilegales hay un proceso de negación de muchos de los adictos a las
mismas. Las drogas les producen placer, bienestar, satisfacción y, al
mismo tiempo, la propia droga les permite evitar el síndrome de
abstinencia cuando no consumen o no tienen suficiente dosis. Por ello, la
dependencia se mantiene en el tiempo y el proceso de reforzamiento hace
que las graves consecuencias que suelen acompañar a éste impidan al
principio asumir el problema.
Una vez que la persona ha asumido que tiene que cambiar va a solicitar
distintos tipos de ayuda. Y es entonces de gran importancia hacerle ver
claramente que precisa ayuda, que tiene que cambiar su conducta por las
graves y evidentes consecuencias que le están produciendo, pero que la
persona no ve en ese momento (por ejemplo, que lo han despedido del
trabajo, que ha tenido que abandonar los estudios, que tiene conflictos
familiares, que lo ha detenido la policía, que tiene que ingresar a prisión,
que sus relaciones sociales han cambiado y ahora se relaciona sólo con
amigos consumidores, etc.).
En el proceso de recuperación hay cambios que pueden hacer la vida más
placentera y saludable, de llevarlos a cabo. CAMBIOS INTERNOS: hay que
modificar la manera de pensar, sentir y actuar. Aceptar que se tiene un
problema. En los CAMBIOS EXTERNOS hay que modificar el entorno, evitar
personas, lugares o cosas que puedan llevar a recaer solo por CREER que "
no pasa nada", hay que asistir al grupo de ayuda, salir del ocio en el que se
estaba. Si no se maneja bien el proceso de cambio el resultado
inevitablemente será una recaída.
Un tratamiento, se va a orientar inicialmente a que la persona consiga la
abstinencia. Fase de desintoxicación, en esta fase se tratan los síntomas
que experimenta el paciente por la suspensión total de la sustancia, se
interviene sobre situaciones como insomnio, de ansiedad y la inestabilidad
en los niveles de energía. En algunos casos se requiere medicación para
ello en otros con hablar de lo que sienten es suficiente.
Conseguida la desintoxicación o lo que es lo mismo, que la persona deje
de consumir la sustancia, se pasa al proceso de deshabituación
psicológica. Este es el proceso más largo y complejo del proceso adictivo.
La deshabituación psicológica pretende conseguir que la persona
dependiente de una sustancia psicoactiva o de una conducta adictiva sea
capaz de afrontar la abstinencia. Esta es una de las partes más complejas
de todo el proceso dado que las personas que acuden a tratamiento en
ocasiones llevan un buen número de años consumiendo. En esta fase se
focaliza sobre aquello que lo llevo a consumir.
Además, muchos han descubierto que cuando sienten malestar pueden
ponerse mejor rápidamente consumiendo drogas. De ahí la relevancia que
tiene el entrenamiento en estrategias de afrontamiento ante las
situaciones de riesgo para el consumo. Entrenarlo adecuadamente en que
adquiera habilidades para vivir sin drogas, que se encuentre bien subjetiva
y anímicamente y que tenga apoyo en su ambiente, son algunas de las
claves del éxito de un tratamiento. Hay que buscar alternativas de
refuerzo para el individuo y para que pueda contraponer las
consecuencias negativas del consumo (ya que cuando es adicto solo ve las
positivas) a las ventajas que tiene no consumir a nivel personal, familiar,
social, etc.
Finalmente, si la persona cambia su estilo de vida anterior por un estilo de
vida saludable es más probable que mantenga la abstinencia a largo plazo.
Aunque ello es hoy claro, la realidad nos muestra que un cambio en el
estilo de vida no siempre es fácil, y va a depender de múltiples
circunstancia, tanto del sujeto como de la familia y del medio social,
oportunidades, madurez, etc. Cuando conseguimos un cambio en el estilo
de vida relacionado con la abstinencia, entonces es más probable y fácil
conseguir mantener la abstinencia tanto a corto como a largo plazo. El
análisis de la comorbilidad, relacionado con el cambio en el estilo de vida,
cobra una gran relevancia. Hacer un seguimiento de ella y poder intervenir
en los problemas asociados al consumo de drogas puede ser uno de los
factores que facilitan el mantenimiento de la abstinencia. Esta es la fase
de reinserción. En esta fase se trabaja la superación del miedo al cambio
de hábito y de estilo de vida con el aprendizaje multidisciplinar de cómo
tener mejores relaciones interpersonales. En esta fase la persona asume el
vacío que le dejó la droga o la adicción en cuestión, y lo supera. Yo sugiero
que busquen otras actividades placenteras en su vida, que los llenen de
motivaciones, adrenalina que permita hacer un intercambio de droga por
vida saludable.
La terapia para las adicciones ayuda a que la persona aprenda a distinguir
las situaciones que promueven el consumo y desarrolle estrategias
eficaces para evitarlas. Un programa cognitivo-conductual se focaliza en
desarrollar el autocontrol, aprender a lidiar con la compulsión o deseo y
manejar las emociones negativas relacionadas con el consumo y la
desintoxicación.
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