FRAGMENTOS HUME Tratado de La Naturaleza Humana

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Apunte de Cátedra. Asignatura: Gnoseología.


Institución: Universidad Nacional del Sur (Departamento de Humanidades)
Docente: Lic. Beatriz Abrego.
Tema: El conocimiento en Hume
Incluye resumen y fragmentos del texto: Tratado de la naturaleza humana.

INTRODUCCIÓN

[34]FALTA DE CERTEZA EN LAS CIENCIAS “Tampoco se requiere mucha inteligencia para


descubrir la presente condición imperfecta de las ciencias Hasta el vulgo puede juzgar desde fuera, al
oír el ruido y el alboroto que no todo va bien dentro. No hay nada que no esté sujeto a discusión y en
que los hombres más instruidos no sean de pareceres contrarios.”
[35]ESPÍRITU DE LA MODERNIDAD$ EL HOMBRE PONE LAS CONIDICIONES DE LA
VERDAD “Es evidente que todas las ciencias se relacionan en mayor o menor grado con la naturaleza
humana, y que aunque algunas parezcan desenvolverse a gran distancia de ésta regresan finalmente a
ella por una u otra vía. Incluso las matemáticas, la filosofía natural y la religión natural dependen de
algún modo de la ciencia del HOMBRE, pues están bajo la comprensión de los hombres y son juzgadas
según las capacidades y facultades de éstos”.
[37]DESEO CONSTRUIR UN SISTEMA COMPLETO DE CIENCIAS “No hay problema de
importancia cuya decisión no esté comprendida en la ciencia del hombre; y nada puede decidirse con
certeza antes de que nos hayamos familiarizado con dicha ciencia. Por eso, al intentar explicar los
principios de la naturaleza humana proponemos, de hecho, un sistema completo de las ciencias,
edificado sobre un fundamento casi enteramente nuevo, y el único sobre el que las ciencias pueden
basarse con seguridad.”
FUNDAMENTACIÓN BASADA EN LA EXPERIENCIA Y LA OBSERVACIÓN “Y como la ciencia
del hombre es la única fundamentación sólida de todas las demás, es claro que la única
fundamentación sólida que podemos dar a esa misma ciencia deberá estar en la experiencia y la
observación.”
FRACASO DEL PROPÓSITO DE CONSTITUIR UN SISTEMA COMPLETO DE CIENCIAS. En el
Apéndice (páginas finales del volumen III) de la obra Hume expresa: “En resumen: hay dos principios
que no puedo hacer compatibles, a pesar de que tampoco esté en mi poder el renunciar a ninguno de
ellos. Estos principios son que todas nuestras percepciones distintas son existencias distintas, y que
la mente no percibe jamás conexión real alguna entre existencias distintas. Por mi parte, debo
solicitar el privilegio del escéptico y confesar que esta dificultad es demasiada ardua para mi
entendimiento. No pretendo, sin embargo, afirmar que sea absolutamente insuperable.»

PARTE PRIMERA

Sección I DEL ORIGEN DE NUESTRAS IDEAS

[43-44] “Todas las percepciones de la mente humana se reducen a dos clases distintas, que
denominaré impresiones e ideas. La diferencia entre ambas consiste en los grados de fuerza y
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vivacidad con que inciden sobre la mente y se abren camino en nuestro pensamiento o conciencia. A
las percepciones que entran con mayor fuerza y violencia las podemos denominar impresiones; e
incluyo bajo este nombre todas nuestras sensaciones, pasiones y emociones tal como hacen su
primera aparición en el alma. Por ideas entiendo las imágenes débiles de las impresiones, cuando
pensamos y razonamos…. Hay otra división de nuestras percepciones que será conveniente tener
en cuenta, y que se extiende tanto a nuestras impresiones como a nuestras ideas. Se trata de la división
en simples y complejas. Las percepciones simples (impresiones o ideas) son tales que no admiten
distinción ni separación. Las complejas son lo contrario que éstas, y pueden dividirse en partes.
Aunque un color, sabor y olor particulares sean cualidades que estén todas unidas en esta manzana, por
ejemplo, es fácil darse cuenta de que no son lo mismo, sino de que, por lo menos, son distinguibles unas
de otras.”
(Considera, a continuación, las relaciones entre ideas e impresiones)…. “debo hacer uso de la
distinción de las percepciones en simples y complejas, a fin de limitar esta conclusión general: que todas
nuestras ideas e impresiones son semejantes entre sí. Ahora advierto que muchas de nuestras ideas
complejas no tuvieron nunca impresiones que les correspondieran, así como que muchas de nuestras
impresiones complejas no están nunca exactamente copiadas por ideas. Puedo imaginarme una ciudad
tal como la Nueva Jerusalén, con pavimentos de oro y muros de rubíes, aunque jamás haya visto tal
cosa. Yo he visto París, pero ¿afirmaría que puedo formarme de esa ciudad una idea tal que representara
perfectamente todas sus calles y edificios, en sus proporciones justas y reales?”
[45] “Advierto que…no es universalmente verdadera la regla de que éstas son copias exactas de
aquéllas.. [47].… nos limitaremos por ahora a establecer como proposición general que todas
nuestras ideas simples, en su primera aparición, se derivan de impresiones simples a las que
corresponden y representan exactamente”.
(Para saber si las impresiones dependen de las ideas o las ideas de las impresiones) “… considero el
orden de su primera aparición, y hallo por experiencia constante que las impresiones simples preceden
siempre a sus correspondientes ideas; sin embargo, nunca aparecen en orden inverso”.
Refiere luego los ejemplos del niño del ciego y del sordo.
Las ideas son copias, imágenes de las impresiones, de allí que presente un nuevo sentido de
innatismo, no hay ideas innatas porque el origen de las ideas radica en las impresiones. Innato se
entiende como original no copiado y eso corresponde solo a las impresiones [50] “…las ideas son
precedidas por otras percepciones más vividas, de las cuales se derivan y a las cuales representan”. El
término innato entendido como originario se debe aplicar a las impresiones ( ver RÁBADE)

Sección II: DIVISIÓN DEL TEMA

[51] “Las impresiones pueden ser de dos clases: de SENSACIÓN y de REFLEXIÓN. La


primera clase surge originariamente en el alma a partir de causas desconocidas. La segunda se
deriva en gran medida de nuestras ideas, y esto en el orden siguiente: una impresión se manifiesta en
primer lugar en los sentidos, y hace que percibamos calor o frío, placer o dolor de uno u otro tipo. De
esta impresión existe una copia tomada por la mente y que permanece luego que cesa la impresión:
llamamos a esto idea. Esta idea de placer o dolor, cuando incide a su vez en el alma, produce las nuevas
impresiones de deseo y aversión, esperanza y temor, que pueden llamarse propiamente impresiones de
reflexión, puesto que de ella se derivan. A su vez, son copiadas por la memoria y la imaginación, y se
convierten en ideas; lo cual, por su parte, puede originar otras impresiones e ideas. De modo que las
impresiones de reflexión son previas solamente a sus ideas correspondientes—-pero posteriores a las de
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sensación y derivadas de ellas. El examen de nuestras sensaciones pertenece más a los anatomistas y
filósofos de la naturaleza que a la filosofía moral, y por esto no entraremos ahora en el problema.”

Sección III DE LAS IDEAS DE LA MEMORIA Y DE LA IMAGINACIÓN

[52] “La facultad por la que repetimos nuestras impresiones del primer modo es llamada
MEMORIA; la otra IMAGINACIÓN. Ya a primera vista es evidente que las ideas de la memoria son
mucho más vividas y fuertes que las de la imaginación, y que la primera facultad colorea sus objetos
con mayor precisión que la segunda... Es evidente que la memoria preserva la forma original en que
se presentaron sus objetos”… “La misma evidencia nos acompaña en nuestro segundo principio: la
libertad de la imaginación para trastrocar y alterar el orden de sus ideas. Las fábulas que
encontramos en poemas y narraciones prueban esto de forma indiscutible. La naturaleza está allí
totalmente alterada: no se habla más que de caballos alados, fieros dragones y gigantes monstruosos.”

Sección IV LA CONEXIÓN O ASOCIACIÓN DE IDEAS

[53-54] “Como todas las ideas simples pueden ser separadas por la imaginación y unidas de nuevo en
la forma que a ésta le plazca, nada sería más inexplicable que las operaciones de esta facultad si no
estuviera guiada por algunos principios universales que la hacen, en cierto modo conforme consigo
misma en todo tiempo y lugar. Si las ideas estuvieran completamente desligadas e inconexas, sólo el
azar podría unirlas; sería imposible que las mismas ideas simples se unieran regularmente en ideas
complejas — como suelen hacerlo— si no existiese algún lazo de unión entre ellas, sin alguna
cualidad asociativa por la que una idea lleva naturalmente a otra. Este principio unificador de las
ideas no debe ser considerado como una conexión inseparable… porque nada hay más libre que
esa facultad; tenemos que mirarlo más bien como una fuerza suave que normalmente prevalece y
es causa…Las cualidades de las que surge tal asociación y por las que es llevada la mente de este modo
de una idea a otra, son tres: SEMEJANZA, CONTIGUIDAD en tiempo y lugar y CAUSA Y
EFECTO.”
[54] “Baste por el momento con señalar que no hay relación que produzca una conexión más
fuerte en la fantasía y que haga que una idea recuerde más rápidamente a otra, que la relación de causa
y efecto entre sus objetos.”
[57] “Estos son, por consiguiente, los principios de unión o cohesión entre nuestras ideas simples
y que suplen en la imaginación el puesto de esa conexión inseparable con que están unidas en nuestra
memoria. Hay aquí una especie de ATRACCION, que se encontrará tiene en el mundo mental efectos
tan extraordinarios como en el natural, y que se revela en formas tan múltiples como variadas. Sus
efectos son visibles por todas partes, aunque sus causas sean en su mayor parte desconocidas y deban
reducirse a las cualidades originarias de la naturaleza humana — cualidades que yo no pretendo
explicar.”
“Entre los efectos de esta unión o asociación de ideas, no existe ninguno tan notable como las
ideas complejas que son normalmente el objeto de nuestros pensamientos y razonamientos, y que
surgen por lo general de un principio de unión entre nuestras ideas simples. Esas ideas complejas
pueden dividirse en relaciones, modos y sustancias.”
Sección V DE LAS RELACIONES

[58] “La palabra RELACIÓN se utiliza normalmente en dos sentidos bastante diferentes: nombra
por una parte la cualidad por la que se unen dos ideas en la imaginación, llevando naturalmente la
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una a la otra — como hemos explicado anteriormente—, y por otra la circunstancia particular en que,
incluso en la unión arbitraria de dos ideas en la fantasía, podemos pensar que es conveniente
compararlas.
Las relaciones filosóficas son siete: semejanza, identidad, espacio-tiempo, cantidad, cualidad,
contrariedad y causa efecto.”
Sección VI DE LOS MODOS Y LA SUSTANCIA

[60-61] “Me gustaría preguntar a esos filósofos que basan en tan gran medida sus razonamientos en
la distinción de sustancia y accidente, y se imaginan que tenemos ideas claras de cada una de estas
cosas, si la idea de sustancia se deriva de las impresiones de sensación o de las de reflexión. Si nos
es dada por nuestros sentidos, pregunto: ¿por cuál de ellos, y de qué modo? Si es percibida por los
ojos, deberá ser un color; si por los oídos, un sonido; si por el paladar, un sabor; y lo mismo con
respecto a los demás sentidos. Pero no creo que nadie afirme que la sustancia es un color, un sonido o
un sabor. La idea de sustancia deberá derivarse, entonces, de una impresión de reflexión si es que
realmente existe. Pero las impresiones de reflexión se reducen a nuestras pasiones y emociones, y no
parece posible que ninguna de éstas represente una sustancia. Por consiguiente, no tenemos
ninguna idea de sustancia que sea distinta de la de una colección de cualidades particulares, ni
poseemos de ella otro significado cuando hablamos o razonamos sobre este asunto.”
“La idea de sustancia, como la de modo, no es sino una colección de ideas simples unidas por la
imaginación y que poseen un nombre particular asignado a ellas, mediante el cual somos capaces
de recordar — a nosotros o a otros— esa colección. Pero la diferencia entre estas ideas consiste en
que las cualidades particulares que forman una sustancia son referidas por lo común a un algo
desconocido en que se supone inhieren; o bien, concediendo que esa ficción no tenga lugar, se supone
que al menos están estrecha e inseparablemente conectadas entre sí por relaciones de contigüidad y
causalidad. “
Sección VII DE LAS IDEAS ABSTRACTAS

[62] “Con relación a las ideas abstractas o generales se ha suscitado un problema muy importante:
si son generales o particulares en la concepción que la mente se hace de ellas. Un gran filósofo* ha
combatido la opinión tradicional sobre este asunto, afirmando que todas las ideas generales no son sino
ideas particulares añadidas a un cierto término que les confiere mayor extensión, y que hace que
recuerden ocasionalmente a otros individuos similares a ellas.”
[69] “Una idea particular se convierte en general al ser unida a un término general; esto es, a un
término que por una conjunción debida a la costumbre guarda relación con muchas otras ideas
particulares y las hace fácilmente presentes a la imaginación.”

PARTE II De las ideas de espacio y tiempo

Sección I “Todo el mundo está conforme con que la capacidad de la mente es limitada y no puede
alcanzar jamás una comprensión completa y adecuada del infinito.”
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Sección III DE LAS DEMÁS CUALIDADES DE NUESTRAS IDEAS DE ESPACIO Y TIEMPO

[82] “No ha podido hacerse descubrimiento más feliz para resolver todas las disputas relativas a las
ideas que el del principio antes mencionado, según el cual, las impresiones preceden siempre a las
ideas…” (Este principio lo aplicará al análisis de las ideas de tiempo y espacio)
[85 “… el tiempo está siempre unido en su manifestación primera a la mente con una sucesión de
objetos mudables, y que de otro modo nunca podríamos tener noticia de él,”
[88-89] “Dos sentidos, la vista y el tacto, son los que proporcionan a la mente la idea de espacio:
nada que no sea visible o tangible se manifiesta como extenso. Esa impresión compleja que
representa a la extensión consta de varias impresiones más pequeñas, indivisibles ante los ojos y
órganos táctiles, y que pueden denominarse impresiones de átomos o corpúsculos dotados de color
y solidez. Pero esto no es todo. No sólo es preciso que estos átomos sean coloreados o tangibles para
que se descubran a los sentidos; para que nuestra imaginación los comprenda es necesario que
conservemos también la idea de su color o tangibilidad. No tenemos, por tanto, idea alguna de espacio
o extensión más que cuando la vemos como objeto de nuestra vista o de nuestro tacto. … El mismo
razonamiento probará también que los momentos indivisibles del tiempo deben llenarse con algún
objeto o existencia real, cuya sucesión es la que forma la duración y la hace concebible para la'
mente.”

Sección VI DE LAS IDEAS DE EXISTENCIA Y DE EXISTENCIA EXTERNA

[125] “La idea de existencia externa será explicada por un razonamiento parecido. Podemos
observar que es universalmente admitido por los filósofos — además de ser de suyo totalmente obvio—
que nada hay realmente presente a la mente sino sus percepciones, sean impresiones o ideas, y que
los objetos externos nos son conocidos solamente por las percepciones que ocasionan. Odiar, amar,
pensar, sentir, ver: todo esto no es otra cosa que percibir. Ahora bien: dado que nada hay presente a la
mente sino las percepciones, y que todas las ideas se derivan de algo que con anterioridad se hallaba
ya ante la mente, se sigue que nos es imposible concebir o formar una idea de algo que sea
específicamente distinto a las ideas e impresiones.”
[125] “Dirijamos nuestra atención fuera de nosotros cuanto nos sea posible; llevemos nuestra
imaginación a los cielos, o a los más extremos límites del universo: nunca daremos realmente un
paso fuera de nosotros mismos, ni podremos concebir otra clase de existencia que la de las
percepciones manifiestas dentro de esos “estrechos límites. Este es el universo de la imaginación, y
no tenemos más ideas que las allí presentes.”

PARTE III Del conocimiento y la probabilidad

Sección I DEL CONOCIMIENTO

[127] “Hay siete especies diferentes de relación filosófica semejanza, identidad, relaciones de tiempo
y lugar, proporción en cantidad y número, grados de una cualidad, contrariedad y causalidad. Estas
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relaciones pueden dividirse en dos clases: las que dependen enteramente de las ideas que
comparamos entre sí, y las que pueden ser concebidas sin cambio alguno en las ideas”.
[128] “Por consiguiente, parece que de estas siete relaciones filosóficas quedan solamente cuatro
que puedan ser, al depender exclusivamente de las ideas, objetos de conocimiento y certeza. Estas
cuatro relaciones son semejanza, contrariedad, grados de cualidad y proporciones en cantidad y
número…”
[129] “… Por consiguiente, tan sólo el álgebra y la aritmética parecen ser las únicas ciencias en
que pueda efectuarse una argumentación de cualquier grado de complejidad, conservando sin
embargo una exactitud y certeza perfectas. Estamos en posesión de un criterio preciso para poder
juzgar de la igualdad y proporción de los números, y según éstos correspondan o no a dicho criterio
determinamos sus relaciones, sin posibilidad alguna de error...”

Sección II DE LA PROBABILIDAD Y DE LA IDEA DE CAUSA Y EFECTO

[132] “En cuanto a las tres restantes, que no dependen de la idea, y que pueden estar ausentes o
presentes aunque esa idea continúe siendo la misma, será conveniente explicarlas con más detalle.
Estas tres relaciones son identidad, situaciones en tiempo y lugar y causalidad.”
[132-133] “Sólo la causalidad produce una conexión tal que nos cerciora de la existencia o
acción de un objeto seguido o precedido de una existencia o acción.” “… a pesar de la
discontinuidad de la percepción, siempre que concluimos que, si hubiera permanecido constantemente
al alcance de nuestros ojos o de nuestra mano, habría producido una percepción invariable y continua.
Pero esta conclusión, que va más allá de las impresiones de nuestros sentidos, únicamente puede
basarse en la conexión de causa y efecto; de otro modo no podríamos asegurar en absoluto que el
objeto no ha cambiado, por mucho que el nuevo objeto pudiera parecerse al que estaba antes presente a
nuestros sentidos...”
[134] “La idea de causalidad deberá, pues, derivarse de alguna relación entre objetos; y es esa
relación la que ahora debemos intentar descubrir. En primer lugar, encuentro que, sean cuales sean
los objetos considerados como causas y efectos, son contiguos; de modo que nada puede actuar en un
tiempo o espacio separado — por poco que sea— del correspondiente a su propia existencia. Aunque a
veces parezca que objetos distantes pueden producirse unos a otros, al examinarlos se halla, por lo
común, que están conectados por una cadena causal en la que las causas son contiguas entre sí,
enlazando de este modo los objetos distantes; y si en algún caso particular no podemos descubrir esta
conexión, suponemos con todo que existe. Por tanto, puede considerarse que la relación de
CONTIGÜIDAD es esencial a la de causalidad…”
[134] “La segunda relación que señalaré como esencial a las causas y efectos no es tan
universalmente aceptada, sino que está sujeta a controversia: se trata de la PRIORIDAD del tiempo
de la causa con relación al efecto.”
[136] “Habiendo así descubierto, o supuesto, que las dos relaciones de contigüidad y sucesión son
elementos esenciales de las causas y efectos, hallo que me he detenido demasiado pronto, y que no
puedo pasar a considerar ningún ejemplo particular de causa y efecto. En virtud del choque que se
produce, el movimiento de un cuerpo es considerado como causa del movimiento con el otro. Cuando
examinamos estos objetos con la mayor atención vemos únicamente que un cuerpo se aproxima al otro,
y que el movimiento del uno precede al del otro, pero sin intervalo perceptible alguno.” ()
“¿Tendremos entonces que conformarnos con estas dos relaciones de contigüidad y sucesión, como si
suministraran una idea completa de la causalidad? De ningún modo; un objeto puede ser contiguo y
anterior a otro sin ser considerado como causa de éste. Hace falta una CONEXIÓN
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NECESARIA. Y esta relación tiene mucha más importancia que cualquiera de las dos
mencionadas. De nuevo examino ahora el objeto por todas partes, a fin de descubrir la naturaleza
de esta conexión necesaria y encontrar la impresión, o impresiones, de que su idea puede haberse
derivado. Cuando dirijo mi vista a las cualidades conocidas de los objetos descubro de inmediato que
la relación de causa y efecto no depende en lo más mínimo de ellas.”

Sección V DE LAS IMPRESIONES DE LOS SENTIDOS Y DE LA MEMORIA


[145] “Por tanto, deberemos explicar ahora tres puntos. Primero: la impresión original.
Segundo: la transición a la idea de la causa o el efecto conectados. Tercero: la naturaleza y
cualidades de esa idea”.
[146] “Por lo que respecta a las impresiones procedentes de los sentidos, su causa última es en
mi opinión perfectamente inexplicable por la razón humana. Nunca se podrá decidir con certeza
si surgen inmediatamente del objeto, si son producidas por el poder creador de la mente, o si se
derivan del autor de nuestro ser.”

Sección VI DE LA INFERENCIA DE LA IMPRESION A LA IDEA

[149] “Es fácil notar que, al seguir esta relación, la inferencia que realizamos de la causa al efecto, no
se deriva simplemente de un examen de dichos objetos en particular, ni de una intuición en su esencia
(nota: una intuición de la razón) capaz de descubrir la dependencia del uno con respecto al otro.
[150] “Por consiguiente, sólo por experiencia podemos inferir la existencia de un objeto de la de
otro. La naturaleza de la experiencia consiste en esto: recordamos haber tenido ejemplos
frecuentes de la existencia de una especie de objetos; recordamos también que los individuos
pertenecientes a otra especie de objetos han acompañado siempre a los primeros, y que han
existido según un orden regular de contigüidad y sucesión con ellos. De este modo, recordamos
haber visto esta especie de objetos que denominamos llama, y haber sentido esa especie de
sensación que denominamos calor. Y de la misma manera recordamos mentalmente su conjunción
constante en todos los casos pasados.”
“Así, al avanzar en el tema hemos descubierto insensiblemente una nueva relación entre la
causa y el efecto, cuando menos lo esperábamos, por estar totalmente ocupados en otro asunto. Esta
relación es la CONJUNCION CONSTANTE. Contigüidad y sucesión no bastan para poder decidir
si dos objetos son causa y efecto, a menos que percibamos que estas dos relaciones se conservan en
varios casos.”
[151] “Aunque la repitamos al infinito, nunca originaremos por la mera repetición de una
impresión pasada una nueva idea original, como es la de conexión necesaria; el número de
impresiones no tiene más efecto en este caso que si nos limitáramos únicamente a una.”
Sección VII DE LA NATURALEZA DE LA IDEA O CREENCIA
[161] “Por tanto, una opinión o creencia puede definirse con mayor exactitud como IDEA VIVAZ
RELACIONADA O ASOCIADA CON UNA IMPRESION PRESENTE. He aquí las premisas de los
argumentos que nos llevan a esta conclusión: siempre que inferimos la existencia de un objeto a partir
de la de otros, debe estar ya presente a la memoria o a los sentidos algún objeto, a fin de que éste sea la
base de nuestro razonamiento, pues la mente no puede proceder in infnitum con sus inferencias, La
razón no puede nunca convencernos de que la existencia de un objeto deba implicar la de otro; así,
cuando vamos de la impresión del uno a la idea o creencia en el otro, no somos determinados por
la razón, sino por la costumbre o principio de asociación.”
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(Definición de costumbre): [171] “Ahora bien, como denominamos COSTUMBRE a todo lo


procedente de una repetición pasada sin ningún nuevo razonamiento o conclusión, podemos
establecer como verdad segura que toda creencia que sigue a una impresión presente se deriva
exclusivamente de ese origen. Cuando estamos acostumbrados a ver dos impresiones conectadas
entre sí, la aparición o idea de la una nos lleva, inmediatamente a la idea de la otra”.
Sección XIV DE LA IDEA DE CONEXIÓN NECESARIA

[235] “…como no tenemos idea alguna que no se derive de una impresión, si afirmamos tener
realmente una idea de necesidad deberemos encontrar alguna impresión originaria de esta idea.
Para ello, me paro a considerar el objeto en que comúnmente se supone que la necesidad se encuentra; y
como veo que ésta se atribuye siempre a causas y efectos, dirijo mi atención a dos objetos
supuestamente colocados en esa relación y los examino en todas las situaciones posibles. Advierto de
inmediato que son contiguos en tiempo y lugar y que el objeto denominado causa precede al otro,
que llamamos efecto. No hay un solo caso en que pueda ir más allá, ni me es posible descubrir una
tercera relación entre esos objetos. Extiendo, pues, mi vista a fin de abarcar distintos casos…la
reflexión sobre los distintos casos se limita a repetir los mismos objetos,--luego de una repetición
frecuente veo que cuando aparece uno de los objetos la mente se ve determinada por costumbre a
atender a su acompañante habitual, y a considerarlo bajo una luz más intensa, en virtud de su relación
con el objeto primero. Es pues esta impresión o determinación la que me proporciona la idea de
necesidad.”
[236-237] “Comienzo con la observación de que términos como eficiencia, acción, poder, fuerza,
energía, necesidad, conexión y cualidad productiva son aproximadamente sinónimos, por lo que es
absurdo emplear uno de ellos para definir los demás. En virtud de esta observación, rechazamos de una
vez todas las definiciones vulgares, aducidas por los filósofos de poder y eficacia; y, en lugar de buscar
la idea en estas definiciones, iremos a buscarla en las impresiones de que originariamente se deriva.
[237] “Si pretendemos por tanto tener una idea precisa de esta eficacia, deberemos presentar
algún ejemplo en el que la mente pueda descubrir claramente la eficacia, y sus operaciones sean
obvias a nuestra conciencia o sensación. Pero como esto es imposible, tendremos que reconocer que la
idea es imposible e imaginaria.”
[248] “Los distintos casos de conjunciones… nos conducen a la noción de poder y necesidad. Estos
casos son de suyo totalmente diferentes entre sí, y no tienen más unión que en la mente que los observa
y junta sus ideas. La necesidad, pues, es el efecto de esta observación, y no consiste en otra cosa que en
una impresión interna de la mente, o determinación para llevar nuestros pensamientos de un objeto a
otro. La idea de necesidad surge de alguna impresión. Pero no hay impresión transmitida por
nuestros sentidos que pueda originar tal idea. Luego deberá derivarse de alguna impresión
interna, o impresión de reflexión. No hay impresión interna que esté relacionada con el asunto
presente sino esa inclinación, producida por la costumbre, a pasar de un objeto a la idea de su
acompañante habitual. Esta es, pues, la esencia de la necesidad. En suma, la necesidad es algo
existente en la mente, no en los objetos.”
[249] “La eficiencia o energía de las causas no está ni en las causas mismas, ni en la divinidad, ni en
la concurrencia de estos dos principios, sino que pertenece por entero al alma, que considera la unión de
dos o más objetos en todos los casos pasados. Aquí es donde está el poder real de las causas, a la vez que
su conexión y necesidad.”
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PARTE IV

Sección VI DE LA IDENTIDAD PERSONAL

[353-354] “Algunos filósofos se figuran que lo que llamamos nuestro YO es algo de lo que en
todo momento somos íntimamente conscientes; que sentimos su existencia, y su continuidad en la
existencia, y que, más allá de la evidencia de una demostración, sabemos con certeza de su
perfecta identidad y simplicidad. La sensación más intensa, la más violenta pasión, en vez de
distraernos de esa contemplación — dicen— lo único que hacen es inculcarla con mayor intensidad, y
llevarnos a advertir la influencia que tienen sobre el yo, sea por dolor o por placer...”
“Desgraciadamente, todas esas afirmaciones son contrarias a la experiencia misma abogada en su
favor; no tenemos idea alguna del yo de la manera que [355] aquí se ha explicado. En efecto, ¿de qué
impresión podría derivarse esta idea? Es imposible contestar a esto sin llegar a una contradicción
y a un absurdo manifiesto... Tiene que haber una impresión que dé origen a cada idea real. Pero el yo
o persona no es ninguna impresión, sino aquello a que se supone que nuestras distintas
impresiones e ideas tienen referencia. Si hay alguna impresión que origine la idea del yo, esa im-
presión deberá seguir siendo invariablemente idéntica; durante toda nuestra vida… Pero no existe
ninguna impresión que sea constante e invariable. Dolor y placer, tristeza y alegría, pasiones y
sensaciones se suceden una tras otra, y nunca existen todas al mismo tiempo. Luego la idea del yo no
puede derivarse de ninguna de estas impresiones, ni tampoco de ninguna otra. Y en consecuencia, no
existe tal idea [derivada de una impresión].”
“En lo que a mí respecta, siempre que penetro más íntimamente en lo que llamo mí mismo
tropiezo en todo momento con una u otra percepción particular, sea de calor o frío, de luz o
sombra, de amor u odio, de dolor o placer. Nunca puedo atraparme a mí mismo en ningún caso sin
una percepción, y nunca puedo observar otra cosa que la percepción. Cuando mis percepciones
son suprimidas durante algún tiempo: [356] en un sueño profundo, por ejemplo, durante todo ese
tiempo no me doy cuenta de mí mismo, y puede decirse que verdaderamente no existo.”
[356] “Pero dejando a un lado a algunos metafísicos de esta clase, puedo aventurarme a afirmar
que todos los demás seres humanos no son sino un haz o colección de percepciones diferentes, que
se suceden entre sí con rapidez inconcebible y están en un perpetuo flujo y movimiento”.
[357] “La mente es una especie de teatro en el que distintas percepciones se presentan en forma
sucesiva; pasan, vuelven a pasar, se desvanecen y mezclan en una variedad infinita de posturas y
situaciones. No existe en ella con propiedad ni simplicidad en un tiempo, ni identidad a lo largo de
momentos diferentes, sea cual sea la inclinación natural que nos lleve a imaginar esa simplicidad e
identidad. La comparación del teatro no debe confundirnos: son solamente las percepciones las que
constituyen la mente, de modo que no tenemos ni la noción más remota del lugar en que se
representan esas escenas, ni tampoco de los materiales de que están compuestas:”
Indica que tratará de la identidad personal por lo que respecta a nuestro pensamiento e imaginación
(identidad que la asemeja a la de las plantas y animales) y no de la identidad personal por lo que respecta
a las pasiones.
[358] “La acción de la imaginación por la que consideramos al objeto como continuo e invariable y
aquélla otra por la que reflexionamos sobre la sucesión de objetos relacionados, son sentidas como si
fueran casi idénticas, y no hace falta mucho más esfuerzo del pensamiento en este último caso que
cuando se distinguía entre ambas. La relación facilita la transición de la mente de un objeto a otro, y con
vierte este paso en algo tan suave como si la mente contemplara un objeto continuo. Es esta semejanza
la causa de la confusión y el error y la que nos lleva a colocar la noción de identidad en lugar de la de
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objetos relacionados. Por mucho que en un instante determinado podamos considerar a la sucesión
relacionada como variable o discontinua, estamos seguros de atribuirle en el momento siguiente una
identidad perfecta y de considerarla invariable y continua.”
[359] “ Así, para suprimir la discontinuidad fingimos la existencia continua de las percepciones
de nuestros sentidos; y llegamos a la noción de alma, yo o sustancia para enmascarar la variación.
…. Y creo que esto es lo que sucede en el caso de la identidad, que atribuimos a plantas y
vegetales.”
[364- 365] “La identidad que atribuimos a la mente del hombre es tan sólo ficticia, y de especie
parecida a la que hemos asignado a vegetales y animales. No puede, pues, tener un origen diferente,
sino que deberá provenir de una operación similar de la imaginación sobre objetos similares.
[369] Después de buscar otros argumentos dice: “Toda esta doctrina nos lleva a una conclusión de
gran importancia para el asunto presente; a saber, que todos esos sutiles y refinados problemas
acerca de la identidad personal no tienen posibilidad alguna de poder ser resueltos alguna vez, y
que deben ser considerados más como dificultades gramaticales que como problemas filosóficos.
La identidad depende de las relaciones de ideas, y estas relaciones originan la identidad por medio de la
transición fácil que producen. Pero como las relaciones y la facilidad de transición pueden disminuir
gradualmente y de forma insensible, no tenemos un criterio exacto para poder resolver cualquier disputa
referente al tiempo en que se adquiere o pierde el derecho al nombré de identidad. Todas las disputas
acerca de la identidad de objetos que están conectados entre sí no son sino verbales, excepto en la
medida en que la relación de partes origine alguna ficción o imaginario principio de unión, como
hemos ya señalado.”

En el Apéndice del Volumen 3º indica: “…al revisar con mayor rigor la sección dedicada a la
identidad personal me he visto envuelto en tal laberinto que debo confesar no sé cómo corregir mis
anteriores opiniones, ni cómo hacerlas consistentes.”

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