Lupus Eritematoso

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Universidad tecnológica de Santiago

(UTESA)

Presentado a:

Dr. Francia Rosa Rodriguez


Presentado por:

Noemi Gonzalez de León

Matrícula:

2-19-1154

Asignatura:
Dermatología

Tema a tratar:

Lupus Eritematoso

Fecha:

07/04/-2024
Lupus Eritematoso:

El lupus se encuadra dentro de las enfermedades autoinmunes. El sistema


inmunológico o de defensa de nuestro cuerpo normalmente produce proteínas
llamadas anticuerpos para proteger al organismo de virus, bacterias y otras
sustancias extrañas denominadas antígenos.

En una enfermedad autoinmune como el lupus, el sistema inmunológico se


“confunde” y no diferencia entre las partículas extrañas (antígenos) y las
propias células o tejidos, y produce anticuerpos en contra de “sí mismo”. A
estos anticuerpos se les llama “autoanticuerpos”, y se unen con los antígenos
propios formando unos complejos inmunes que son los que causan la
inflamación y el daño en los tejidos.

El lupus eritematoso sistémico, es, como su nombre indica, una enfermedad


sistémica. Esto quiere decir que puede afectar a muchos órganos: piel,
articulaciones, riñones, corazón, pulmones, entre otros, aunque la mitad de los
pacientes con lupus tienen afectación casi exclusiva de la piel y las
articulaciones.
El lupus es una enfermedad inflamatoria crónica, es decir, que produce
inflamación de los órganos afectados y que persiste durante un largo período
de tiempo, lo que podría significar durante toda la vida. No obstante, el lupus
se manifiesta alternando períodos de mayor actividad o más síntomas
(exacerbación o brotes) con otros de inactividad (remisión).

La causa exacta que origina el lupus no se conoce. Es probable que el agente


que pone en marcha la enfermedad sea un virus, pero al mismo tiempo se
necesita una conjunción de factores para que la enfermedad aparezca. Entre
estos últimos destacan, factores genéticos y factores hormonales.

Algunos posibles desencadenantes son los siguientes:


• Luz solar: La exposición al sol podría ocasionar lesiones de lupus en la
piel o desencadenar una respuesta interna en las personas propensas.
• Infeccione: La existencia de una infección puede iniciar el lupus o
provocar una recaída en algunas personas.
• Medicamentos: El lupus puede desencadenarse por determinados
tipos de medicamentos para la presión arterial, medicamentos para las
convulsiones y antibióticos. Las personas que tienen lupus inducido por
medicamentos generalmente mejoran cuando los suspenden. En casos
poco frecuentes, los síntomas persisten incluso después de suspender
los medicamento

No hay que olvidar que del lupus es una enfermedad que afecta
fundamentalmente a mujeres jóvenes (1 caso en varón por cada 9 en
mujeres) desde la adolescencia hasta la quinta década de la vida, pero
puede aparecer a cualquier edad (durante la infancia o durante la tercera
edad). El lupus eritematoso sistémico puede afectar a diversos grupos
étnicos, pero aquellos de raza afroamericana y los asiáticos tienen un
riesgo más elevado de desarrollar la enfermedad.

Manifestaciones Clínicas
El lupus es una enfermedad que a veces afecta a varios órganos.
Aunque es muy posible que a usted esto no le suceda conviene conocer
cuáles son algunas de las alteraciones que pueden aparecer:

• Síntomas generales: el cansancio fácil, la pérdida de peso inexplicable


y la fiebre prolongada que no se debe a ningún proceso infeccioso son
los síntomas generales más frecuentes.

• Síntomas articulares y musculares: se encuentran dentro de las


molestias más frecuentes. El 90% de los pacientes con lupus tienen dolor
e inflamación de las articulaciones (artritis). Las que más se afectan son
las de los dedos de las manos, las muñecas, los codos, las rodillas y las
de los pies.
Es muy frecuente que empeore tras el descanso nocturno y el paciente
note “rigidez articular” por las mañanas. Hay dificultad para mover las
articulaciones y sólo se consigue pasado un tiempo y tras realizar varios
ejercicios. En algunas ocasiones, la artritis del lupus puede conducir a
que las articulaciones se deformen, aunque en líneas generales la
función articular se conserva bien. Estos síntomas son muy similares a
los de otra enfermedad reumática llamada artritis reumatoide
.

Al mismo tiempo que se produce la artritis pueden aparecer dolores


musculares en los brazos, las piernas, entre otras. En líneas generales
estos síntomas son leves y responden bien al tratamiento médico.

• La afección de la piel: la piel es una localización que se afecta


muy a menudo en el lupus. La lesión más conocida, aunque no la
más frecuente, es el llamado “eritema en alas de mariposa”, que
consiste en un enrojecimiento y erupción de la piel en las mejillas
y nariz. En líneas generales, las lesiones de la piel en el lupus
aparecen en cualquier parte del cuerpo y habitualmente no dan
molestias.

Es frecuente la caída del cabello cuando la enfermedad está


activa. Cuando el paciente es tratado y la enfermedad mejora, el
pelo vuelve a crecer.
Los pacientes con lupus tienen una piel muy sensible a los rayos
ultravioletas (fotosensibilidad) y de hecho no es infrecuente que la
enfermedad aparezca tras una exposición solar prolongada. Esto
no quiere decir que todos los pacientes con lupus tengan este
problema, pero los que lo tienen deberán protegerse del sol
utilizando cremas con protección solar. El factor de protección
debe ser como mínimo del número 20, aunque es aconsejable que
se llegue al factor 40 o incluso 60.

El lupus, el corazón y los pulmones: cuando el lupus inflama


estos órganos lo hace sobre todo en las membranas de
revestimiento del corazón (el pericardio) y de los pulmones (la
pleura), lo que origina pericarditis y pleuritis. Ambos procesos
tienen síntomas parecidos: dolor en el tórax y a veces fiebre. En
líneas generales no suelen plantear ningún problema importante y
responden bien a un tratamiento médico sencillo.

En otras ocasiones, se pueden afectar los pulmones o las válvulas


del corazón. Ello puede ocasionar insuficiencia respiratoria o
cardíaca. Afortunadamente, estos casos son muy raros cuando se
compara con el número total de enfermos con lupus.

El riñón y el lupus: el riñón enferma con frecuencia en el lupus.


La lesión renal puede ser muy leve. En la actualidad, todas ellas
son susceptibles de ser tratadas con éxito. Como es conocido, los
riñones son órganos muy importantes, de ahí la trascendencia que
supone su daño.

Por otro lado, el lupus siempre afecta a los dos riñones a la vez,
con lo que la solución de extirpar el riñón enfermo, aquí no es
válida. La lesión más frecuente es la inflamación (nefritis), que a
veces conduce a que el riñón no pueda eliminar adecuadamente
los residuos del organismo y éstos se acumulen en la sangre
(como por ejemplo la urea).

En ocasiones y debido a la inflamación, el riñón es incapaz de


retener sustancias tan importantes como las proteínas, lo cual
conduce a que se eliminen por la orina y se produzca hinchazón
de la cara y de las piernas. Finalmente, en otros casos la lesión
del riñón origina una subida de la tensión arterial.

El lupus y el cerebro: es prácticamente imposible saber a ciencia


cierta con qué frecuencia se afecta el cerebro en el lupus debido a
que manifestaciones, como el dolor de cabeza, depresiones, o
situaciones de hiperactividad, son muy frecuentes en la población
general y pueden deberse a una leve inflamación cerebral por el
lupus o a otras muchas circunstancias. Además, también es
posible que una depresión sea “reactiva” a la propia enfermedad,
es decir, el paciente no se deprime a causa del lupus, si no que el
hecho de saber que tiene lupus le origina angustia y síntomas
depresivos.

En situaciones mucho más raras pueden aparecer otros síntomas,


como alteraciones del comportamiento, epilepsia, etc., que
deberán tratarse oportunamente.

El problema de las infecciones y el lupus: el paciente con lupus es


sensible a las infecciones. Se debe a que el propio lupus
predispone a la infección y a que algunas de las medicaciones que
se emplean para tratar el lupus, disminuyen las defensas contra la
infección.

El síndrome antifosfolípido o anticoagulante lúpico: el llamado


síndrome antifosfolípido es una enfermedad que produce unos
anticuerpos especiales (anticuerpos anticardiolipina o anticuerpos
para el anticoagulante lúpico) que pueden originar problemas en
la coagulación, como trombosis o abortos de repetición. Esta
enfermedad puede aparecer aislada o puede asociarse a otras
enfermedades como el lupus.
❖ Diagnostico
El diagnóstico del lupus, se basa en tres aspectos fundamentales:
▪ Los síntomas que cuenta el paciente.
▪ El examen físico del enfermo.
▪ Los análisis de sangre y orina.

En los análisis de sangre y orina, el paciente con lupus puede


presentar algunas anomalías que hacen sospechar la
enfermedad. Así, es frecuente que tengan el número de leucocitos,
linfocitos y plaquetas más bajo de lo normal.
Por otro lado, si hay inflamación renal el examen de la orina
detectará esta alteración. Pero las pruebas más importantes serán
las que detectan la producción de lo que antes hemos llamado
autoanticuerpos, y concretamente de los anticuerpos
antinucleares (ANA).

Prácticamente el 100% de los pacientes con lupus tiene esta


prueba positiva, lo cual supone que cuando son negativos es muy
improbable la existencia esta enfermedad. El inconveniente de
esta prueba es que también otras enfermedades pueden
presentarla positiva, incluso en un pequeño grupo de personas
sanas. Por lo tanto, una prueba positiva de ANA por sí sola no
hace el diagnóstico de lupus.

También se investigan otra serie de autoanticuerpos muy


específicos del lupus, como los llamados anticuerpos anti-DNA o
anti-Sm, cuya presencia permite afinar el diagnóstico.

❖ Tratamiento
Hidroxicloroquina (un fármaco antipalúdico) para todas las
personas afectadas.

Antiinflamatorios no esteroideos (AINE) para los síntomas


articulares leves y cremas con corticoesteroides para los síntomas
cutáneos leves.

Corticoesteroides, fármacos inmunodepresores y antipalúdicos


para la enfermedad grave.
El tratamiento del lupus depende de qué órganos estén afectados
y del grado de actividad de la inflamación. La gravedad del daño
orgánico en el lupus no es necesariamente la misma que la
actividad de la inflamación. Por ejemplo, los órganos pueden estar
permanentemente dañados y fibrosados debido a la inflamación
causada por el lupus en el pasado. Este daño puede considerarse
grave, incluso si el lupus no está activo. El objetivo del tratamiento
es disminuir la actividad del lupus, es decir, disminuir la
inflamación, lo cual debería prevenir daño nuevo o adicional.

El medicamento antipalúdico hidroxicloroquina se administra por


vía oral a todas las personas que tienen lupus, con independencia
de si su enfermedad es leve o grave, ya que reduce disminuye los
brotes y disminuye el riesgo de muerte. Sin embargo, la
hidroxicloroquina no se administra a personas con deficiencia de
G6PD porque este medicamento puede destruir rápidamente los
glóbulos rojos. Las personas que toman hidroxicloroquina deben
someterse a exámenes oculares periódicos, ya que este
medicamento aumenta ligeramente el riesgo de daño en la parte
posterior del ojo cuando se toma durante muchos años.
▪ Lupus leve a moderado
Si el lupus no es muy activo y causa síntomas leves en las
articulaciones o en la piel, es posible que el tratamiento no sea
intensivo. Los fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) a
menudo alivian el dolor articular, pero no deben tomarse durante
largos periodos de tiempo. Los medicamentos antimaláricos
(antipalúdicos), como la hidroxicloroquina, la cloroquina y la
quinacrina, ayudan a aliviar los síntomas de la piel y de las
articulaciones, y reducen la frecuencia de los brotes.

Las personas que presentan erupciones o llagas deben


mantenerse alejadas de la luz solar directa y usar protectores
solares (con un factor de protección solar de 30 como mínimo)
cuando permanecen al aire libre. Las erupciones también pueden
tratarse con cremas o ungüentos de corticoesteroides.

Si las cremas o los ungüentos con corticoesteroides y la


hidroxicloroquina no alivian los síntomas cutáneos, se administra
una combinación de hidroxicloroquina y quinacrina o una
combinación de hidroxicloroquina y metotrexato, micofenolato de
mofetilo o azatioprina. Las personas con brotes frecuentes
también pueden recibir belimumab, un fármaco que reduce la
actividad de ciertos glóbulos blancos implicados en la respuesta
autoinmunitaria en personas con lupus.
▪ Lupus grave

Las personas que sufren un lupus grave y activo que afecta los
riñones o el cerebro o que causa hemorragia pulmonar reciben
tratamiento inmediato, por lo general con el corticoesteroide
metilprednisolona administrado por vía intravenosa. A
continuación, se administra el corticoesteroide prednisona por vía
oral. La dosis y la duración del tratamiento dependen de los
órganos afectados. El fármaco inmunodepresor ciclofosfamida
también se administra para inhibir la crisis autoinmunitaria del
organismo. El micofenolato de mofetilo es una alternativa de uso
común para el lupus grave que afecta los riñones porque es tan
eficaz como la ciclofosfamida y menos tóxico que esta última.
Otros fármacos inmunodepresores como belimumab, voclosporin
o anifrolumab también ayudan a reducir los síntomas del lupus en
algunas personas.
Las personas que tienen enfermedad renal en etapa terminal
pueden someterse a un trasplante de riñón como una alternativa a
la diálisis.

A las personas con ciertos problemas sanguíneos se les


administran dosis moderadas o elevadas de corticoesteroides por
vía oral junto con un fármaco inmunodepresor, como azatioprina o
micofenolato de mofetilo. Se les puede administrar
inmunoglobulina por vena. Cuando estos tratamientos no resultan
eficaces se puede administrar rituximab (un fármaco
inmunosupresor).

A las personas que sufren problemas del sistema nervioso se les


puede administrar ciclofosfamida o rituximab por vía intravenosa.
Las personas con lupus grave a menudo notan que sus síntomas
han disminuido después de 4 a 12 semanas de tratamiento.

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