Tema 17 (Tejido Oseo)
Tema 17 (Tejido Oseo)
Tema 17 (Tejido Oseo)
Tejido óseo.
Es un tejido conjuntivo denso especializado, que se caracteriza porque los
componentes extracelulares de su matriz sufren calcificación, su principal característica es
la mineralización de su matriz (se mineraliza la sustancia fundamental y las células junto con
las fibras quedan atrapadas en ella), cualidad que le confiere dureza con el mínimo peso
posible y cierta elasticidad, lo que le permite actuar como medio de resistencia, proveer
sostén y protección a diferentes órganos, así como también ser el sitio de inserción de
músculos, cuya contracción permite su movimiento y hace que los mismos actúen como
palancas mecánicas y además de esto protege al organismos de la fuerza de gravedad. Tiene
la particularidad de alojar en su interior a otro tipo de tejido, específicamente el tejido
hematopoyético representado por la médula ósea.
Cabe destacar que el mineral presente en esta matriz es fosfato de calcio en la forma
de cristales de hidroxiapatita Ca10(PO4)6(OH)2. Debido a esto el tejido óseo tiene gran
importancia con respecto a la regulación homeostática de la calcemia (concentración de
calcio en la sangre) homeostasia de calcio, pues sirve como depósito de calcio (el hueso
contiene más del 99% del calcio total del organismo) y fosfato, los cuales pueden pasar de
la matriz ósea a la sangre, según sea necesario para mantener las concentraciones
adecuadas en el organismo.
El tejido óseo a su vez contiene colágeno tipo I, que es su componente estructural
principal y en menor medida colágeno tipo V. En dicha matriz también podemos encontrar
vestigios de colágeno tipo III, XI, XIII. Todas estas moléculas de colágeno representan el
90% del peso total de las proteínas de la matriz ósea. El otro 10% corresponde a proteínas
no colágenas, que representan la sustancia fundamental. Cada una de estas es
indispensable para el desarrollo, crecimiento, remoldeado óseo y reparación. Todos estos
componentes incluyendo el colágeno se mineralizan para formar la matriz ósea.
Periostio.
Es quien envuelve externamente todos los huesos excepto las superficies articulares,
es una vaina de tejido conjuntivo denso (fibroso) que contiene células osteogénicas, en este
se pueden diferenciar dos capas:
Capa más externa o capa conjuntiva (fibrosa) se compone de tejido
conectivo denso que contiene principalmente colágeno y fibroblastos.
Presenta escasos vasos sanguíneos de gran tamaño que se ramifican
penetrando en el hueso hacia los conductos de Volkmann y se comunican
con los de Havers.
Capa más interna, profunda o condrógena, es tejido conjuntivo laxo
vascularizado, es más celular y contiene células osteoprogenitoras y
osteoblastos (células formadoras de hueso) en contacto directo con el hueso,
esta capa no está bien definida cuando no se está formando tejido óseo en
la superficie del hueso, siendo la capa fibrosa el componente principal del
periostio, pero con un estímulo adecuado (por ejemplo una fractura) las
pocas células periosticas (osteoprogenitoras) presentes en esta no tan
definida capa, pueden sufrir mitosis y convertirse en osteoblastos; por lo
tanto la capa interna del periostio posee potencial osteogénico.
Generalmente las fibras colágenas del periostio se disponen de forma paralela al
hueso, pero en los sitios de inserción de ligamentos y tendones, dicha fibras forman un
ángulo desde la capa externa hacía el interior del tejido óseo, continuándose con las fibras
colágenas de la matriz extracelular ósea, denominadas, fibras de Sharpey, cuya función es
permitir la adhesión del periostio al hueso subyacente.
Endostio.
Las cavidades óseas están revestidas por endostio, una capa de células de tejido
conjuntivo que contiene células osteoprogenitoras, este es mucho más fino que el periostio
y se compone de una única capa de células planas (que pueden mostrar potencialidad
osteogénica y hematopoyética) con núcleo alargado, estas son de origen mesenquimatico.
Reviste las cavidades del hueso esponjoso (trabéculas), el canal medular, los conductos de
Havers y de Volkmann.
Matriz ósea
Es la parte del tejido óseo que rodea a los osteocitos y esta formada por una matriz
orgánica (35%) y matriz o sales inorgánicas (65%). Es eosinófila
1. Matriz orgánica: formada por fibras colágenas incluidas en una sustancia
fundamental, que en un principio no está calcificada por lo que se denomina
osteoide
2. Matriz inorgánica:
Sales minerales: representan en el adulto alrededor del 75% del peso seco y
están compuestos en su mayor parte por depósitos de fosfato de calcio
cristalino y una pequeña cantidad de calcio amorfo. Los cristales son muy
parecidos al mineral hidroxiapatita y tienen forma de varas finas, que se
disponen en paralelo, en relación con las fibras de colágeno.
Iones: entre ellos se encuentran el magnesio Mg++, potasio K++, sodio Na++,
carbonato y citrato. Algunos iones pueden estar adsorbidos sobre la
superficie de cristales de apatita o sustitución de iones dentro de la
estructura cristalina. Una serie de iones extraños al tejido óseo son capaces
de adsorberse o ser sustituidos en los cristales de apatita
Proceso de mineralización: es el proceso de depósito de minerales en la matriz orgánica
del tejido óseo, que también se llama calcificación, puesto que la mayor parte de los
minerales son compuestos de calcio. Unos 20 días después de que los osteoblastos formen
el osteoide, allí se deposita fosfato de calcio amorfo que luego se transforma en
hidroxiapatita cristalina. Aparentemente, la captación del fosfato de calcio de la fase
acuosa circundante se debe a la combinación de proteoglucanos y colágeno con el osteoide.
Los osteoblastos generan gran cantidad de fosfatasa alcalina, que libera iones de fosfato,
causando un aumento local del pH hasta alcanzar niveles básicos y favorecer el depósito de
calcio, depósito que también se ve determinado por Osteocalcina y otras pequeñas
moléculas no colágenas. También parecen tener importancia las vesículas de matriz que se
liberan de los osteoblastos; posiblemente, inducen al depósito inicial de fosfato de calcio
amorfo. La mineralización primaria se da al cabo de 3-4 días y se deposita un total del 80%
del mineral óseo. La mineralización secundaria (completa), se da al cabo de 3-4 meses,
donde los cristales de hidroxiapatita crecen en tamaño por intercambio de agua ligada a
cristales de mineral.
Células osteoprogenitoras.
Estas derivan de células mesenquimáticas primitivas de la medula ósea, las cuales
tienen la potencialidad de diferenciarse no solo en células osteoprogenitoras, sino también
en fibroblastos, condrocitos, adipocitos, células musculares y células endoteliales.
Es una célula en reposo, indiferenciada que tiene la capacidad de transformarse en
osteoblasto (capacidad de dividirse y proliferar), a partir de un estímulo molecular. La
proteína principal que desencadena esta diferenciación es un factor de transcripción
llamado factor fijador central alfa 1 (CBFA1), pero también las proteínas morfogenéticas
óseas (BMP).
Las células osteoprogenitoras se ubican en las superficies externas e internas del
hueso, y también estarían en la microvasculatura que irriga al tejido óseo y aparecen
durante la vida fetal cerca de los centros de osificación. Desde el punto de vista morfológico
encontramos las células periosticas que forman la capa más profunda del periostio, y
encontramos las células endósticas que tapizan las cavidades medulares, los conductos de
Havers (osteogénicos) y los conductos de Volkmann (perforantes).
En los huesos en crecimiento estas células aparecen aplanadas, con núcleos ovales
claros y citoplasma poco visible acidófilo o ligeramente basófilo. Con respecto a la
microscopia electrónica, en dichas células se logran ver las cisternas de un RER y ribosomas
libres, como también un pequeño aparato de Golgi y otras organelas poco desarrolladas. Se
cree que ellas intervienen en los procesos de mantenimiento y nutrición de los osteocitos
incluidos en la matriz ósea subyacente, ya que estas células emiten prolongaciones
citoplasmáticas a través de los canalículos del hueso adyacente, comunicándose con
prolongaciones citoplasmáticas de los osteocitos a través de nexos.
Recordemos que durante la vida fetal estas células están destinadas a dividirse y
desarrollar células para la formación de hueso, pero en la edad adulta solo se activan
durante procesos específicos como las fracturas o la reparación de huesos en enfermedades
como la osteomielitis.
Osteoblastos.
Es la célula osteoformadora diferenciada que secreta matriz ósea orgánica,
incluyendo el colágeno y la sustancia fundamental (fibras de colágeno, proteoglicanos y
moléculas pequeñas como osteocalcina, osteonectina y osteopondina). El colágeno
principal que esta secreta es el tipo I, que totaliza el 90% de las proteínas óseas, que son
quienes constituyen la matriz ósea no mineralizada inicial, denomina osteoide. Las
proteínas de la matriz ósea producidas por el osteoblasto incluyen: proteínas fijadoras de
calcio, como la osteocalcina y la osteonectina; glucoproteínas multiadhesivas, como las
sialoproteinas óseas I y II, la osteopontina, trombospontina; varios proteoglicanos y
fosfatasa alcalina (ALP).
Cabe destacar que es el osteoblasto quien tiene a su cargo el inicio de la calcificación
de la matriz, es decir, su mineralización, proceso que inicia mediante la secreción de
vesículas matriciales cuya producción consiste en la separación de evaginaciones
esferoidales de la membrana plasmática que quedan libres en la matriz, estas contienen
gran cantidad de fosfatasa alcalina (ALP) y otras enzimas que captan calcio y fosfato.
Básicamente estas vesículas se rompen en la matriz y producen un aumento de la
concentración local de minerales.
Son las proteínas modeladoras óseas (BMP) quienes estimulan la diferenciación
final de los osteoblastos y el efecto final de ello es la formación de hueso; se dice que
durante la formación de hueso se ubica alrededor del 10% de los osteoblastos en el tejido
óseo recién formado y se diferencian en osteocitos, mientras que los restantes se
transforman en células de recubrimiento o revestimiento óseo. Estas células también
mantienen contacto con los osteocitos a través de nexos, permitiendo el transporte de
sustancias captadas por las células de revestimiento óseo.
Con el microscopio óptico, los osteoblastos se observan con una forma cuboide o
poliédrica, y a menudo forman una capa semejante a un epitelio sobre la superficie del
tejido óseo recién formado, el núcleo suele estar localizado en la porción de la célula que
está orientada en dirección opuesta del hueso recién formado. El citoplasma es muy
basófilo y manifiesta una reacción positiva con fosfatasa alcalina y PAS que deja al
descubierto pequeñas granulaciones de color rojo purpura, con el M.E se distingue un
notable RER y un muy desarrollado aparato de Golgi, además de mitocondrias
bastoniformes abundantes, cuerpos densos y lisosomas ocasionales. A diferencia de los
osteoblastos activos, los osteoblastos inactivos presentan una forma aplanada y revisten la
superficie ósea. A medida que se deposita la matriz osteoide el osteoblasto va quedando
rodeado por ella y entonces se convierte en osteocito.
Los osteoblastos también segregan o producen otras proteínas no colágenas, que
contribuyen a la estimulación de otros procesos, como es el caso de las citoquinas y factores
de crecimiento, entre ellas las interleuquinas 1 – 6 y 11 que actúan sobre la resorción del
hueso al estimular la formación de osteoclastos, producción que es favorecida por
diferentes hormonas como la hormona paratiroidea, además de prostaglandinas. Los
osteoblastos también producen el factor de crecimiento símil insulina, que también
contribuye con la resorción y formación de hueso.
También producen factor de crecimiento y transformación beta (TGFβ), el cual
atrae por quimiotaxis a células osteoprogenitoras para que se transformen en más
osteoblastos y haya más producción de matriz, incrementando la producción de hueso y su
vez inhibe la acción de los osteoclastos, es decir, la resorción.
Osteocitos.
Es la célula ósea madura “verdadera célula ósea”, el osteocito permanece rodeado
por matriz ósea que él mismo secretó anteriormente como osteoblasto, pues al momento
en el que un osteoblasto queda totalmente rodeado por osteoide o matriz ósea, este pasa
a llamarse osteocito, la transformación se caracteriza por una degradación del RER y el
aparato de Golgi.
Cada osteocito ocupa un espacio, laguna u osteoplasto que se adapta a la forma de
la célula y desde allí como se vio antes, los osteocitos emiten finas prolongaciones de
citoplasma por los canalículos del hueso, donde entran en contacto unos con otros a través
de nexos, uniones GAP, hendiduras o fisuras y también con las células de recubrimiento
óseo. Cabe destacar que en los cortes teñidos con H-E no se distinguen los canalículos ni las
prolongaciones que en ellos se encuentran, solo en preparados de hueso realizados con el
método de desgaste los canalículos son bien visibles.
Los osteocitos presentan cuerpo fusiforme, el citoplasma es acidófilo y posee menos
organoides que los osteoblastos, su núcleo es ovoide y central.
Los osteocitos son responsables del mantenimiento de la matriz ósea, con capacidad
limitada de sintetizar y reabsorber dicha matriz, contribuyendo de esta manera a la
homeostasis de la calcemia. Otra de las funciones de los osteocitos es la
mecanotransducción en la cual la célula responde a fuerzas mecánicas externas ejercidas
sobre el hueso.
Se han descrito tres estados funcionales para los osteocitos:
Osteocitos latentes: tiene escasez de RER y un aparato de Golgi muy
reducido. Bien adosada a su membrana se ve una lámina osmiófila que
corresponde a la matriz calcificada madura.
Osteocitos formativos: que manifiestan formación matriz y tienen
características similares a los osteoblastos, por lo tanto el RER y el aparato
de Golgi son más abundantes y se observa osteoide dentro de la laguna.
Osteocitos resortivos: al igual que los formativos tienen un RER y un aparato
de Golgi bien desarrollados y presentan lisosomas visibles.
Osteoclastos.
Los osteoclastos son células que derivan de la medula ósea, estos se forman a partir
de otra célula madre distinta a la línea de las células osteoprogenitoras, los osteoblastos y
los osteocitos, está célula madre es la misma que da origen a los granulocitos y a los
macrófagos. Estas células llegan al tejido óseo a través del torrente sanguíneo o por
migración directa y se ubican allí, donde se diferencian en preosteoclastos, que aún son
mononucleados, estos se fusionan dando origen a los osteoclastos multinucleados
maduros. Los preosteoclastos también tienen capacidad de resorción ósea aunque en
menor grado que los osteoclastos maduros, a su vez estos expresan receptores para la
hormona inhibidora de la resorción calcitonina. Cabe destacar que tras finaliza el proceso
de resorción ósea es muy posible que los osteoclastos mueran por apoptosis.
Los osteoclastos degradan el hueso, es decir su función es la resorción ósea. Estas
son células grandes con un diámetro máximo de 100µm, multinucleadas de forma irregular,
que pueden presentar de 5 a 10 núcleos pero puede haber hasta 50 en una misma célula,
el citoplasma en un osteoclasto joven es algo basófilo pero después se torna bien acidófilo,
son células que se encuentran específicamente apoyadas sobre superficies óseas que estén
sufriendo resorción.
A menudo se localizan en cavidades de la superficie del hueso denominadas bahías
o lagunas de excavación o de resorción (lagunas de Howship).
El citoplasma de esta célula es abundante, granuloso y contiene gran cantidad de
lisosomas y varios complejos de Golgi lo que le confiere una eosinofilia (acidofilia) notable
y también que este tenga una reacción positiva a la fosfatasa acida; en su citoplasma se
observan también abundantes mitocondrias, vesículas, vacuolas y ribosomas libres.
Una de las características diferenciales de los osteoclastos es que estos tienen la
capacidad de secretar enzimas lisosomales, lo que se puede evidenciar a partir de la
presencia de fosfatasa acida entre borde festoneado y el hueso.
Cuando estas células reabsorben hueso en forma activa en la porción que está en
contacto con la laminilla ósea presenta dos regiones especializadas:
El borde festoneado, desflecado, fruncido o plegado (CENTRAL): es la porción de la
célula que está en contacto directo con el hueso. Contiene muchos plegamientos de
la membrana plasmática que forman estructuras del tipo de la microvellosidades,
estos plegamientos están encargados de aumentar la extensión de la superficie para
la exocitosis de las enzimas hidrolíticas y protones a través de las bombas protónicas
dependientes de ATP, al igual que para la endocitosis de determinados productos.
Este es un borde que se tiñe mucho menos en comparación con el resto de la célula
y a través del M.E se logran ver los cristales de hidroxiapatita entre los repliegues.
Los núcleos siempre están ubicados en el extremo opuesto al que célula entra en
contacto con la superficie ósea. Cabe destacar que en el citoplasma que se
encuentra cerca del borde festoneado se encuentran gran cantidad de mitocondrias
y lisosomas.
Zona clara o de sellado (PERIFERICA): es un compartimiento a la altura del borde
festoneado que delimita la zona donde ocurre la resorción y la degradación de la
matriz, es una zona que contiene microfilamentos o filamentos de actina
abundantes, pero carece de orgánulos. Los filamentos de actina se hallan
organizados en una estructura que está rodeada en ambos lados por proteínas de
unión a la actina, como la vinculina y la talina. En la membrana plasmática a la altura
de la zona clara encontramos moléculas de adhesión (célula – matriz extracelular).
Además de estas dos zonas, encontramos otras que no están en contacto con la superficie
ósea:
Región basolateral: interviene en la exocitosis del material digerido. Las vesículas
de transporte con material óseo degradado, que sufrió endocitosis a la altura del
borde festoneado se fusionan aquí con la membrana celular para liberar su
contenido. Dentro de estas vesículas de ha encontrado TRAP (fosfatasa acida
tartrato resistente, lo cual señala su papel en la fragmentación del material
incorporado por endocitosis.
Resorción ósea: los osteoclastos resorben el tejido óseo mediante la liberación de protones
e hidrolasas lisosomicas hacia el microambiente restringido del espacio extracelular. Esta
liberación se lleva a cabo a través de las hendiduras que hay entre los repliegues
citoplasmáticos del bordes festoneado, siendo algunas de estas enzimas lisosomicas la
catepsina K y las metaloproteínasas de la matriz, que pueden degradar el colágeno y otras
proteínas de la matriz. Para que se pueda producir la digestión de la matriz ósea se deben
seguir los siguientes pasos:
Descalcificación de la matriz por medio de la acidificación de la superficie del hueso
(disminución del PH) para la disolución del mineral que se lleva acabo de la siguiente
manera:
El citoplasma del osteoclasto contiene anhidrasa carbónica II, la cual produce ácido
carbónico (H2CO3) a partir de dióxido de carbono y agua. Este ácido carbónico se disocia en
bicarbonato y un protón de hidrogeno. Con la ayuda de bombas protónicas dependientes
de ATP, los protones se transportan a través del borde festoneado, lo cual genera un PH
bajo (4 o 5) en el microambiente de la laguna de Howship, el cual está protegido por la zona
clara o sellada del osteoclasto. Cabe destacar que el exceso de bicarbonato se elimina por
intercambio pasivo con iones de cloro mediante proteínas intercambiadoras de cloro y
bicarbonato, el cual es exocitado hacia los capilares sanguíneos.
El medio acido inicia la degradación del componente mineral del hueso
(principalmente hidroxiapatita) para convertirlo en iones de calcio, fosfatos
inorgánicos solubles y agua. Cuando se completa la resorción del tejido óseo en
cuestión los osteoclastos sufren apoptosis.
NOTA: Un aumento en la concentración de la hormona paratiroidea (PTH) promueve la
resorción ósea. Por el contrario la calcitonina secretada por las células parafoliculares de la
glándula tiroides tiene un efecto opuesto y compensador, reduciendo la actividad
osteoclastica.