Romancero Gitano
Romancero Gitano
Romancero Gitano
Introducción
(Ver trayectoria del autor en la pregunta teórica: El grupo poético del 27)
El Romancero gitano recoge dieciocho composiciones escritas entre 1924 y 1927, en las que
su autor exalta la dignidad del pueblo gitano, marginado y abocado al dolor, la pena y la
muerte. La obra tuvo un enorme éxito y convirtió a García Lorca en el poeta más popular de
su tiempo, pero también recibió algunas críticas desde los círculos vanguardistas por su
tradicionalismo.
El título alude a la forma y a los personajes que ligan el texto. La forma, "Romancero", porque
el libro está compuesto exclusivamente por romances, una estrofa que consta de un número
ilimitado de versos octosílabos en que riman en asonante los pares y quedan sueltos los
impares. "Gitano", por su parte, se vincula a los personajes que se convierten en protagonistas
de los diferentes romances.
«El libro en conjunto, aunque se llama gitano, es el poema de Andalucía, y lo llamo gitano porque
el gitano es lo más profundo, más aristocrático de mi país, lo más representativo de su modo y el
que guarda el ascua, la sangre y el alfabeto de la verdad andaluza y universal».
«Un libro donde apenas si está expresada la Andalucía que se ve, pero donde está temblando la
que no se ve. Y ahora lo voy a decir. Un libro antipintoresco, antifolklórico, antiflamenco, donde
no hay ni una chaquetilla corta, ni un traje de torero, ni un sombrero plano, ni una pandereta;
donde las figuras sirven a fondos milenarios y donde no hay más que un solo personaje, grande
y oscuro como un cielo de estío, un solo personaje que es la Pena».
La estructura externa es muy evidente, está formada por dos bloques muy desiguales y con
características propias: el primer bloque, el más extenso, va desde el romance 1º al 15º. Son
los romances propiamente gitanos y que contienen la personal visión lorquiana de este
mundo. En el segundo bloque, a partir del poema 15º, se destruye ese mundo porque los
gitanos son brutalmente sorprendidos, saqueados, quemados, asesinados bajo la presencia de
la misma luna del 1º romance (que en el 1º era luna llena “polisón de nardos” y en el 15º es
luna menguante, ajena y despreocupada de la existencia humana). En este segundo bloque
están los tres poemas históricos que sirven para mostrar su visión subjetiva de momentos
históricos legendarios de extracción literaria o contenido religioso.
Formalmente, todos los romances siguen la estructura métrica del romance tradicional: serie
de versos, en su mayoría octosílabos, con rima asonante en los pares y quedando libres los
impares: a-a-a-a... (ver el apartado de métrica).
En cuanto a la estructura interna, los dos grandes bloques del Romancero se pueden
analizar de la siguiente manera:
Como ya señalamos, el gitano, personaje central del libro, es en sí mismo un símbolo que
encarna el conflicto entre el instinto y la sociedad, entre la vida en libertad y la vida sometida
a unas normas a las que el protagonista, siempre problemático, no se podrá adaptar. Simboliza
el conflicto entre primitivismo y civilización, entre instinto y razón y representa los impulsos
naturales, lo espontáneo. Por eso, a raíz de esa confrontación, es un personaje abocado a la
muerte, cumpliendo así su destino trágico.
Además del valor simbólico de los gitanos, los romances presentan una amplia y rica
simbología, en su mayor parte recogida de la tradición y de las creencias populares.
Comentamos aquí algunos de los símbolos más repetidos y que hacen referencia a los temas
principales de la obra.
Lo más llamativo de la obra es la mezcla entre rasgos de estilo que están emparentados con
la poesía tradicional y con los modos de expresión más habitual del folclore andaluz con
otros que son característicos de la vanguardia (riqueza y originalidad de las metáforas que no
deben nada al estilo de la poesía de transmisión oral). El Romancero gitano sintetiza lo
popular y lo culto, la tradición y la novedad; por una parte responde a la corriente neopopular
del Grupo poético del 27, por otra, la novedad de las imágenes, muchas veces irracionales,
relaciona la obra con el interés por Góngora y con las nuevas corrientes vanguardistas.
Lo tradicional
A pesar de la diferencias entre los distintos romances que componen la obra, en conjunto
mantienen numerosos rasgos del Romancero viejo. Los rasgos del romancero tradicional que
se perciben en el de Lorca son los siguientes:
• Hilo argumental. Son composiciones lírico-narrativas, mezclan una historia
narrativa, una historia que se puede contar, con la creación de una atmósfera lírica,
en la que existe un sentimiento predominante. En palabras de Lorca: “Yo quise fundir
el romance narrativo con el lírico sin que perdieran calidad”; en efecto, la fusión de
lo narrativo, lírico y dramático en el romancero lorquiano es un hecho de primera
magnitud por el perfecto entrelazado de los tres géneros.
• Mezcla de narración y diálogo, en ocasiones sin verbo introductor, ni indicación de
quién habla. Los diálogos confieren un tono de dramatización al poema.
• Fragmentarismo: comienzo súbito de la historia narrada y final, a veces, abierto y
misterioso. Se observa en rasgos como: comienzo con la conjunción “y” o “que”
(como si fuera el fragmento de una composición previa: “Y que yo me la llevé al río”
de “LA CASADA INFIEL”), comienzo abrupto o “in medias res” (ej. Muerte de
Antoñito el Camborio); final truncado, sin que sepamos qué fue lo que pasó (por
ejemplo, en “Thamar y Amnón”).
• Métrica: el verso utilizado es el octosílabo, sólo es sustituido en contadas ocasiones
(primer verso de “La casada infiel”: ‘y que yo me la llevé al río’ (10) y el romance
“Burla de don Pedro a caballo”: hay versos octosílabos, pero la mayoría de los versos
son heptasílabos y hexasílabos; también los hay trisílabos, tetrasílabos, pentasílabos
y endecasílabos); con la estructura métrica del romance tradicional: a-a-a-a... con
rima asonante.
• Utilización de figuras de repetición: paralelismos, anáforas, epanadiplosis (“verde
que te quiero verde”), paronomasias (“el niño la mira, mira/ le niño la está mirando”),
reduplicaciones...
• Uso de fórmulas narrativas tradicionales o de preguntas dirigidas a un supuesto
auditorio (“Pero, ¿quién vendrá? ¿Y por dónde...?)
• La combinación en un mismo romance de verbos en diferentes tiempos; son
llamativos los cambios de tiempo del presente al pretérito o viceversa: “la luna vino
a la fragua”, “mueve los brazos”.
El vanguardismo