Que Es La Filosofia Del Derecho
Que Es La Filosofia Del Derecho
Que Es La Filosofia Del Derecho
§Introducción
1
C) Por último, tampoco los filósofos del derecho emplean métodos
similares para el planteamiento de lo que pudiesen ser los temas y
las preguntas de la iusfilosofía.
2
5. Si se examinan los programas de la asignatura en las Escuelas
de Derecho se advierte esta heterogeneidad de la que venimos
hablando. Por ejemplo, si se leen los tópicos del Anuario de
Filosofía Jurídica y Social (1983), allí aparece el programa
respectivo del ramo «Filosofía del Derecho» en las principales
Facultades de Derecho de Chile, España y otros países
iberoamericanos.
3
decir, lo que esos autores entienden son “los temas” de aquella
disciplina. Es un resultado más confiable y realista.
4
Siempre según esta perspectiva, los iusfilósofos deben asirse de
alguna manera a las orientaciones de alguna corriente o autor
acerca de los típicos problemas filosóficos: el ser, el conocimiento,
la ética, etc. Un filósofo del derecho debiera, por tanto, ser capaz
de responder preguntas como “¿Cuál es el ser del derecho?”
Debiera ser capaz también de elaborar conceptualmente una
teoría del conocimiento jurídico; y en el ámbito de la ética jurídica,
responder a la pregunta “¿Cuál es el derecho justo o moralmente
correcto?”
5
mayores posibilidades de ser comprendida e, incluso, de ser
aprovechada por éstos.
6
c) Está claro que el estudio del derecho, en sus ingredientes o
aspectos universales, es el objeto de la filosofía jurídica, pero Del
Vecchio advierte que el derecho puede ser estudiado también en
sus aspectos particulares, que es lo que hace la ciencia jurídica y la
dogmática jurídica. Esa es precisamente la diferencia esencial,
según Del Vecchio, entre la ciencia jurídica y la filosofía del
derecho.
7
fundamentales que debe emprender la filosofía jurídica. El autor
italiano denomina a esta primera investigación de la iusfilosofía
como la “investigación lógica”.
8
de voluntad. Si bien esto es correcto, Del Vecchio advierte que no
debemos olvidar que la producción del derecho posee también otro
tipo de fuentes más mediatas, que no sólo influencia, sino que
muchas veces determinan el contenido de las normas jurídicas y
de otros estándares del derecho. Todos aquellos que intervienen en
la producción de normas jurídicas (la autoridad, la comunidad o los
individuos) lo hacen bajo el influjo de estos factores materiales. La
disciplina que se ocupa de estos problemas es, desde luego, la
Sociología Jurídica.
9
de la doctrina del derecho natural en su variante más
contemporánea.
1 SQUELLA, A., “Introducción al derecho”, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2000, p. 120.
2 SQUELLA, A., “Una descripción del derecho”, cit., p. 52.
3 KELSEN, H., Théorie pure du droit. Introduction à la science du droit. Neuchâtel, Ed. de la Baconnière, 1953.
Existe traducción al castellano de M. Nilve, Buenos Aires, Eudeba, 1975.
10
Se comprende que en una teoría donde el “deber ser” consiste en
una relación puramente lógica entre norma, enunciado normativo y
conducta, el concepto de validez adquiera una importancia
fundamental. En este sentido, según Kelsen una norma jurídica
válida sólo puede ser concebida en el contexto de un sistema de
normas válido. Por su parte, existen distintos niveles semánticos y
significados del concepto validez normativa:
(i) Que una norma sea válida significa que existe y pertenece a un
sistema jurídico particular.
11
tanto, inalcanzable desde el punto de vista racional. Según él “la
justicia es ante todo una característica posible pero no necesaria
de un orden social”. Un hombre es justo cuando su
comportamiento concuerda con un orden que es considerado como
justo. En otra de sus sentencias agrega:
12
De este modo la justicia y, más exactamente, los enunciados
acerca de los problemas morales no son más que expresiones del
sentimiento de quien los emite, pero no nos dicen nada objetivo
sobre los valores o la justicia. Un enunciado moral del tipo «Juan es
un hombre bueno» no nos dice nada acerca del mundo; no nos
dice nada sobre la bondad (objetiva) de Juan, sino que sólo expresa
el parecer o el sentimiento de la persona que emite la proposición.
Los juicios éticos, en consecuencia, no son susceptibles de valor de
verdad: no son ni verdaderos ni falsos, y no nos proporcionan
información objetiva del mundo. Sólo nos dicen qué siente la
persona que los emite. Kelsen es, pues, un emotivista ético en
torno al clásico problema de la justicia.
La tradición analítica
13
contratos son jurídicamente vinculantes para las partes porque
éstas hicieron promesas al celebrarlos, o porque la eficiencia
económica exige que las personas respondan por sus acuerdos?
15
sanción, pero también puede aludir a una organización social
concreta que crea, aplica y hace cumplir tales normas.
16
entramos de lleno en problemas filosóficos específicos de la
ontología jurídico-social, ámbito del derecho que cada día recibe
más atención de parte de los iusfilósofos.4 Sin embargo, lo cierto es
que los teóricos del derecho se han ocupado principalmente del
primero de los dos caminos; es decir, el derecho y los sistemas
jurídicos en tanto normas. Puede que una analogía tomada de la
ciencia económica ayude a ilustrar el tipo de problema que
acabamos de plantear. Imaginemos que el derecho es como una
clase de empresa cuyas subdivisiones incluyen legislaturas,
organismos administrativos, tribunales y departamentos de policía.
Obviamente, esta empresa no produce nada que se ofrezca en el
mercado; lo que esta empresa produce es «derecho». El filósofo
puede preguntarse, entonces, por qué los agentes morales crean
sistemas jurídicos que producen normas en lugar de deliberar y
negociar los términos de la interacción social entre ellos.
4 Algunos denominan a esta creciente preocupación académica como el “giro organizacional” que desde
fines del siglo XX han emprendido otras varias disciplinas como la psicología, antropología, sociología,
economía y la ciencia política, centrándose en el estudio de las conductas individuales y grupales en
entornos institucionales así como el desempeño de las mismas instituciones. La Escuela del Proceso Jurídico
(School of Legal Process), iniciada por los juristas Henry Hart y Albert Sacks, fue una concepción influyente
del sistema jurídico estadounidense que analizó el derecho desde el punto de vista organizaciones. En los
últimos años, los filósofos de la acción comenzaron a analizar la naturaleza de los grupos en general y de la
acción colectiva en particular.
17
tiene 9187 pelos o menos que esa cantidad? ¿Cuándo puede
decirse que una persona es alta? ¿Cuándo mide más de 1,70
centímetros si es mujer o más de 1,80 centímetros si es hombre?
Es evidente que no podemos contestar estas preguntas de una
manera sencilla, bajo sanción de recibir una acusación de
arbitrariedad.5
5Es interesante observar que, de acuerdo con los defensores de la vaguedad ontológica, los problemas de la
vaguedad no sólo afectan a las palabras del lenguaje natural, sino que también a los objetos. Por ejemplo:
¿Cuándo empieza a existir una determinada “porción de tierra”? ¿Cuándo un bien raíz es, en un momento
dado, realmente idéntico a lo que supuestamente es ese mismo bien raíz en otro momento t1… tn? ¿Cuándo
deja de existir un inmueble? Véase SMITH, B., “The Metaphysics of the Real State”, Topoi20: 2, 2001, 161-
172.
18
conceptos diferentes. Mientras el término vaguedad es actual, la
textura abierta es, más bien, posibilidad de vaguedad, es decir,
vaguedad posible o futura.
19
persistirá intacto por más que, en algunos casos, podamos
garantizar la seguridad jurídica mediante la fijación convencional
de puntos de corte.
20
Sin embargo, la indagación en torno a la naturaleza del derecho
genera algunas dificultades obvias.10
2. Otra dificultad tiene que ver ya no con la identidad, sino con las
consecuencias necesarias que se derivan de que algo sea lo que es
y no otra cosa. Es el llamado problema de la implicación.
10 Estas dificultades se remontan a Aristóteles. Cfr. ARISTÓTELES, Tópicos: I.5, 102a 18-25.
11 PLATON, Teeteto, 201. Según GETTIER, E. (1963) Platón acepta una tesis parecida en Menón, 98.
12Sin perjuicio del problema de la referencia y del significado que Putnam plantea eficazmente con su
experimento mental de la Tierra Gemela. Cfr. PUTNAM, H. The Meaning of “Meaning”, in Philosophical
Papers, Vol. 2: Mind, Language and Reality. Cambridge University Press.
21
correcta y responde a la pregunta de la identidad, ya que en efecto
no existe ningún otro número que sea el sucesor de 2 y antecesor
de 4 que no sea el número 3. Sin embargo, uno también podría
interrogar acerca de las propiedades del número 3. Los
matemáticos podrían estar interesados también no sólo en la
identidad del número, sino en las consecuencias necesarias que se
derivan de que su identidad sea 3.
13 En teoría de números un número primo es un número natural mayor que 1 que tiene sólo dos divisores
distintos: él mismo y el 1.
22
quiero demostrar la conjetura de Goldbach14 nada aportará
conocer una verdad analítica del tipo «todo número es idéntico a sí
mismo».
14 “Todo número par mayor que 2 puede escribirse como la suma de dos números primos” (Christian
Goldbach: 1742)
15 Otras denominaciones más oscuras son “metafísica descriptiva”, “equilibrio reflexivo”, “reconstrucción
racional”, etc.
23
La clave del análisis conceptual del derecho es la recolección de
verdades auto-evidentes sobre el derecho. Y esto es independiente
del concepto de derecho que cada uno pueda manejar: siempre
habrá una lista de verdades obvias que todo buen jurista
reconocerá sin mayor debate, por la sencilla razón de que son
auto-evidentes por definición. Por supuesto esta lista de verdades
obvias acerca del derecho no la realiza el hombre de la calle, sino
el jurista.
24
una concepción como esta se opone a la verdad obvia de que
«algunas veces los tribunales cometen fallos y los jueces, como
seres humanos que son, esencialmente son falibles»).
25
Otro aspecto importante a destacar es que si bien el análisis
conceptual parte con verdades obvia, ello no es garantía en lo
absoluto de que culminará con teorías obviamente verdaderas. En
resumen, el hecho de que dos o más personas competentes e
instruidas acerca del derecho puedan discordar en la justificación
última del derecho, no es una objeción seria en contra del análisis
conceptual como metodología rigurosa. Del mismo modo que dos
buenos detectives pueden discrepar en torno a la identidad del
autor de un crimen, también los iusfilósofos pueden mantener
posiciones encontradas en relación a la pregunta acerca de la
identidad del derecho y sus implicancias necesarias.
26
El análisis conceptual es difícil no tanto por la dificultad de
imaginar buenos contraejemplos, sino por el riesgo constante y
siempre presente de omitir cosas básicas y obvias (en esto se
parece bastante al ajedrez). Como buscamos verdades ordinarias,
es fácil que lo obvio -precisamente porque es obvio- sea pasado
por alto, lo no deja de ser irónico. Por ello, a fin de evitar pasar por
alto lo obvio, en nuestro análisis conceptual del derecho vamos a
servirnos de cuatro estrategias nítidamente diferenciadas:
27
Pero... ¿Por qué hacer un análisis conceptual del
derecho?
28
contestarle a su cliente de las 11:00 de la mañana cuál es el
derecho que resulta aplicable a su caso particular.
29
ejemplo, la norma de la ley N°18.290 que establece el límite de
velocidad para zona urbana es la consecuencia de otro (s) hecho
(s) tales como que el Congreso aprobó dicha ley, el Presidente la
promulgó, se publicó en el Diario Oficial, etc. En cambio, la
existencia de un quark no depende de la existencia de ningún otro
hecho fundamental. Su mera existencia es ya un hecho
fundamental.
30
Los positivistas disienten respecto de la naturaleza de los hechos
sociales últimos, como tendremos oportunidad de ver a
continuación. Por su parte, los iusnaturalistas también disienten
sobre la naturaleza de los hechos morales últimos, según veremos
igualmente.
31
inconstitucional si puede demostrarse que las ejecuciones
promovidas por el Estado son efectivamente crueles. De acuerdo
con la segunda interpretación la pena de muerte es constitucional,
porque a la luz de otras disposiciones de la Carta Fundamental
queda claro que los constituyentes pensaban que la pena de
muerte era constitucional.
32
gobierno- constituiría una «guerra de todos contra todos», y que la
vida humana podía ser calificada como «solitaria, pobre,
desagradable, brutal y breve».16
16 HOBBES, [1668]: 89. También es fama su afirmación de que «el hombre es el lobo del hombre », y la frase
«cuando yo nací mi madre dio a luz dos gemelos: a mí y al miedo». Según Hobbes la vida en un estado de
naturaleza caótico de guerra de todos contra todos y el temor a perder la vida y bienes, obliga a los hombres
a suscribir un pacto por el que consienten en la limitación de sus derechos a cambio de poner fin al estado
de guerra mediante la creación del Derecho y del Estado.
33
Es decir, en la prehistoria humana hubo efectivamente un cierto
grado de orden y cooperación, sin derecho. No, al menos, como
concebimos al derecho modernamente. La sociedad prehistórica
fue anárquica, pero solo en el sentido de que carecían de lo que
hoy llamamos «derecho». Los humanos vivieron perfectamente
miles de años sin sistemas jurídicos. Por tanto, el derecho es una
creación relativamente reciente; posterior a la rueda, el lenguaje,
la agricultura, el arte y la religión.
34
Y continúa Shapiro citando a Lex:
35
manera en que las principales teorías iusfilosóficas intentan
resolver la paradoja de la autoridad.
(i) Principio del Huevo: un sujeto está facultado para crear normas
jurídicas únicamente si una norma existente le confiere dicha
potestad.
Posibles soluciones
36
Los teóricos iusnaturalistas modernos no han recurrido a Dios para
solucionar la paradoja de la autoridad. De acuerdo con ellos, cada
pueblo tiene el derecho moral de autodeterminación, esto es, de
dirigir su vida en comunidad de la manera que considere más
conveniente. Este derecho soberano no proviene de Dios, sino de
las reglas o principios últimos de la moral política. Y dado que
estas reglas son “últimas” (en el sentido de que nadie las ha
creado) no hay peligro de un retroceso al infinito.
37
no obedece a nadie y, en cambio, su voluntad es habitualmente
obedecida.
38
Sin embargo, como mencionamos en otro parágrafo, los “puzles”
son parte del método filosófico que hemos denominado “análisis
conceptual”. Estos acertijos permiten aislar e identificar problemas
profundos e importantes que un análisis superficial ciertamente
pasa por alto. En lugar de preguntar de manera abstracta “¿Cuál
es en última instancia el fundamento de la autoridad jurídica, los
hechos sociales exclusivamente o también los morales?”, el
filósofo analítico plantea la misma pregunta a modo de acertijo:
pregunta kantianamente por las condiciones de posibilidad de toda
autoridad jurídica.
39
La verdad es que aunque mi hijo está siendo bastante imprudente
e insolente, su argumento es impecable. Sencillamente está
aplicando la ley de Hume: a partir de enunciados meramente
descriptivos no puede extraerse ninguna conclusión normativa.
Necesitamos tender un puente entre la división
descriptivo/normativo que justifique en última instancia la
autoridad jurídica. Para el caso de mi hijo, tendría que afirmar algo
así como «debes obedecerme porque los niños deben respetar a
sus padres» (normativo), o «si no me obedeces, te castigaré y los
castigos son malos» (descriptivo).
40
derecho, el «problema del mal» sería intentar explicar ¿cómo es
que de hecho ha habido (y hay) sistemas jurídicos perversos, en
circunstancias que el fundamento último de la autoridad radica en
hechos morales?
17 Cfr. MENESES, A., La “teoría imperativa” del Derecho en Thomas Hobbes, Paraninfo Universitario, pp. 27-
36.
18 En todo caso, y pese a las notorias similitudes, existen importantes diferencias entre las teorías jurídicas
de Bentham y Austin. Cfr. MORESO MATEOS, J., Cinco diferencias entre Bentham y Austin, en Anuario de
Filosofía del Derecho VI (1989), pp. 351-76.
41
de la soberanía. Dado que para Austin el derecho es una regla
emitida por un soberano, una explicación de las reglas más una
explicación de la soberanía equivale a una teoría del derecho
completa.
(i) La teoría de las reglas de Austin afirma que todas las reglas
son órdenes. Una orden es la expresión de un deseo respaldado
por la amenaza de infligir un mal en caso de incumplimiento,
emitido por alguien que está dispuesto y tiene la capacidad de
actuar con base a la amenaza. Austin denomina «sanción» al mal
resultante de la violación de la orden.
42
La corrección analítica de la teoría jurídica de Austin puede
exponerse de mejor manera si se intenta construirla desde cero,
mostrando que en el proceso no se emplea ningún concepto
jurídico discutible o dudoso. Esto es lo que hace Hart en su libro
The Concept of Law (1961).
43
general y permanencia, de común aplicación fuera de los
contextos jurídicos.
44
lenguaje natural tales como general, permanente, hábito,
disposición, etc.
46
autoridad apelando a la fuerza bruta y, al parecer, no violenta la
“Ley de Hume”, pero su concepción general del derecho está
definitivamente errada.
19 TAMAYO, J., “La teoría del derecho de H. L. A. Hart”, Revista de la Facultad de Derecho UNAM, tomo LII,
2001, Núm. 237, pp. 221.
47
reglas. Si un testador, por ejemplo, no cumple con los requisitos
formales que establece el Código Civil (Cfr. el art. 999 y siguientes)
la sanción es la nulidad que acompaña a la desviación de estas
reglas.
48
desconocen las reglas del derecho civil relativas, por ejemplo, al
otorgamiento de testamentos, lo que tiene lugar es la pérdida de
un beneficio: la persona pierde la oportunidad de otorgar un acto
jurídico llamado "testamento" que le permite disponer de su
patrimonio para que dichas disposiciones rijan después de su
muerte. En una palabra, la persona se priva de un beneficio que el
derecho le reconoce siempre que observe las reglas que
reglamentan el otorgamiento válido de testamentos.20
(iii) Hart señala, además, que no todas las normas jurídicas son el
resultado de un acto intencional de creación del derecho. En el
caso de la costumbre, por ejemplo, no existe un acto consciente e
identificable de creación de normas: es sólo una práctica, una
conducta habitual ejecutada por un grupo de personas que forman
20 Como veremos, Kelsen adopta un punto de vista similar al austiniano, aunque bastante más sofisticado al
entender las reglas que confieren potestades como “fragmentos de reglas”.
49
parte de una comunidad, acompañada de la convicción de que
dicho comportamiento resulta obligatorio. El modelo austiniano no
explica, entonces, cómo es que las normas que tienen su origen en
la costumbre pueden ser consideradas “mandatos”, en
circunstancias que no existe un acto intencional dirigido a una
persona o grupo de personas que deben obedecer la norma.
21 Aunque, como observa Glock, no es fácil establecer qué debe entenderse por filosofía analítica, ni
quiénes debieran ser considerados como filósofos analíticos. La solución de Glock es híbrida: “la filosofía
analítica es una tradición unida tanto por lazos de influencia mutua como por parecidos de familia”. Véase
GLOCK, H. (2008), What is Analytic Philosophy? Cambridge University Press
50
Su influencia en los círculos académicos fue tan significativa que
varias de sus líneas y programas de investigación subsisten
actualmente, continuando lo que algunos denominan la «tradición»
analítica. En el caso del derecho era cuestión de tiempo para que
las ideas de depuración del lenguaje, la clarificación conceptual y
el interés por la noción de significado, se aplicaran al fenómeno
jurídico.
22 En este sentido Hart es positivista, pero sólo en el primero de los significados que Norberto Bobbio y
Genaro Carrió atribuyen al término positivismo jurídico, esto es, como un “enfoque metodológico” que
afirma que no existe una conexión necesaria entre el derecho y la moral. Así, Hart sostiene que el derecho
engendrado por el nacionalsocialismo alemán fue sin duda injusto, pero no por ello deja de ser derecho, a
diferencia de la tesis de Radbruch en sentido contrario. La valoración como “injusto” del derecho
nacionalsocialista no es un juicio de naturaleza jurídica, sino moral. Véase N. Bobbio, Sobre el positivismo
jurídico, Madrid, Debate, 1998. Traducción de R. de Asís y A. Greppi.
51
evaluación racional y crítica del derecho, libre de todo
romanticismo o de mitos moralizadores”23.
23 MARMOR, A., “Interpretación y Teoría del Derecho”, cit., p. 12. Puede decirse que el programa de
investigación de Hart es similar al de Ross y al de los realistas escandinavos, quienes también eran partidarios
de un análisis del derecho desprovisto de cualquier tipo de especulación metafísica e ideas moralizantes. Sin
embargo, es fácil advertir que ambos programas difieren, a lo menos, en un aspecto fundamental: mientras
Ross y los realistas escandinavos introducen elementos psicológico-sociales en su concepción del derecho,
Hart rechaza en la formulación de su teoría jurídica cualquier atisbo de psicologismo, apelando a la
clarificación conceptual del derecho según los métodos y estándares de la filosofía analítica, en particular, la
lógica formal.
52
Particularmente, la noción de «regla social» es fundamental en The
Concept of Law, al menos, desde dos puntos de vista:
53
importante de las reglas secundarias, ya que permite identificar
cuáles son las reglas jurídicas (tanto primarias como secundarias)
de una comunidad concreta. La regla de reconocimiento es una
práctica social que contiene los criterios de identificación de las
normas pertenecientes a un sistema jurídico. Es -como dice
Dworkin- una especie de “regla maestra” del sistema jurídico
conforme a la cual se determina la validez de una regla y, en
última instancia, de todo el sistema jurídico.
24 Véase PEREZ, M., “Principios y Reglas: Examen del debate entre R. Dworkin y H.L.A. Hart”, Revista de
Estudios Jurídicos N°10, 2010 (segunda época), Universidad de Jaén (España).
54
Uno de los aspectos más difíciles dentro de la teoría de Hart
consiste en desentrañar qué quiso decir exactamente el filósofo
inglés bajo esta enigmática expresión.
55
El punto de vista interno es la actitud de aceptación de la regla, e
impide a quien lo adopta realizar este análisis a corto plazo, de
caso a caso.
56
es la que da lugar a lo que Hart denomina la «textura abierta del
derecho».26
57
§La teoría de la interpretación de Dworkin
28 Ya hemos aclarado que si bien es correcto sostener que Hart fue un positivista jurídico, lo fue sólo debido
al énfasis de su argumento de la separación entre el derecho y la moral, pero no parece haber adherido a las
demás tesis del positivismo jurídico. Por ejemplo, Hart no consideraba que la ley fuese la única o la más
importante fuente del derecho (como Kelsen), manteniendo que tanto la costumbre como la jurisprudencia
también lo eran. El propio Hart sostuvo que su positivismo era un “positivismo suave”. Véase la nota 34.
29 MARMOR, A., “Interpretación y Teoría del Derecho”, cit., p. 19.
30 DWORKIN, R., “Law’s Empire”, Harvard University Press, Cambridge Mass, 1986, xiii +470pp. Existe
traducción al castellano de Claudia Ferrari, El imperio de la Justicia, Gedisa, Barcelona, 1988
58
la palabra «derecho» es polisémica y posee diversos significados
válidos. Es, además, una palabra-concepto muy difícil de
caracterizar.
59
Algunas fueron creadas por un órgano legislativo, en forma de
estatutos. Otras fueron creadas por los jueces que las formularon
para decidir casos particulares y las establecieron así como
precedentes para el futuro. Pero este tipo de certificación no sirve
para los principios […] cuyo origen como principios no se basa en
una decisión particular de ningún tribunal u órgano legislativo,
sino en el sentido de conveniencia de y oportunidad que, tanto en
el foro como en la sociedad, se desarrolla con el tiempo.31
60
Mientras Hart considera que la discrecionalidad judicial es
inevitable tratándose de los casos difíciles, admitiendo de paso que
existen distintas soluciones posibles y válidas por parte de los
jueces, Dworkin defiende categóricamente la tesis de la «única
respuesta correcta». En mi opinión Dworkin sólo está siendo
coherente con su concepción de que el derecho está conformado
fundamentalmente por principios.
34 GARCIA FIGUEROA, A., “Principios y positivismo jurídico. El no positivismo principialista en las teorías de
Ronald Dworkin y Robert Alexy”, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 1998, p. 268.
61
(2) Los jueces no crean derecho, ya que sólo aplican reglas y
principios pre-existentes que constituyen el fundamento del
derecho.
62
Un juez como el que describe Dworkin no parece real, sino más
bien una utopía debido a lo complejo y titánico de su tarea. El
propio Dworkin se muestra consciente de ello al representar la
figura de este juez a través del mito griego de Hércules, metáfora
que quiere significar que el juez soporta sobre sus hombros todo el
peso del ordenamiento jurídico. El hipotético juez Hércules “es un
jurista dotado de habilidad, erudición, paciencia y perspicacia
sobrehumanas”.36 El juez Hércules está capacitado para hallar la
«única respuesta correcta». Pero ¿lo están nuestros jueces de
carne y hueso? ¿Deben nuestros jueces ser como Hércules?
63
teoría de iusnaturalista, por cuanto creería que existe un derecho
verdaderamente justo, y que tal derecho se encontraría en el
ordenamiento jurídico vigente, si no en el de todos los Estados, al
menos en algunos de ellos.39
64
Para Dworkin el modelo genérico de interpretación es el
constructivo, ya que toda interpretación es fundamentalmente
constructiva. Este punto es esencial en su teoría, ya que si toda
interpretación es fundamentalmente constructiva, entonces “todas
las formas de interpretación dependen radicalmente de valores o,
en otras palabras, el modo en el que los juicios valorativos
determinan profundamente sus interpretaciones”.43 Y, dado que los
estándares valorativos son esenciales en la interpretación y la
argumentación jurídica, el positivismo jurídico está equivocado en,
a lo menos, dos de sus tesis fundamentales.
65
jueces y officials discuten sólo acerca del cumplimiento efectivo de
las condiciones en un caso dado, pero no se espera que estén en
desacuerdo en torno a las condiciones de validez en el ámbito de
sus respectivos sistemas jurídicos. Pongamos un ejemplo: en
Inglaterra y Estados Unidos los juristas están de acuerdo en que el
precedente judicial tiene fuerza vinculante. Según el positivismo la
discusión será, por tanto, si un determinado precedente tiene o no
aplicación en un caso concreto, pero no se extiende a las
condiciones de validez jurídica. Dworkin afirma que esta suposición
constituye un serio error. A través de un cuidadoso estudio de
varios “casos difíciles” que tuvieron lugar precisamente en
Inglaterra y Estados Unidos45, Dworkin intenta mostrar cómo es
que en la práctica los abogados apoyan sus casos y los jueces sus
decisiones sobre la base de consideraciones teóricas (a veces
sumamente discutibles) acerca de las condiciones adecuadas de
validez de las leyes.
Ahora se vislumbra con mayor claridad por qué Dworkin ataca con
tanta dureza lo que él denomina las “concepciones semánticas del
derecho”. Su reproche es que estas teorías son incapaces de dar
cuenta (y menos aún de resolver) los desacuerdos teóricos que
tienen lugar en la práctica jurídica. Es su conocido argumento del
aguijón semántico.47 Sin embargo, como señalé al comienzo de
66
esta sección, no queda claro que el positivismo jurídico (en
particular el de corte hartiano) sea realmente una teoría semántica
del derecho; y por qué constituye un problema para el positivismo
jurídico una explicación de los desacuerdos teóricos.
“derecho”, dando por sentado que cuando empleamos esa palabra seguimos reglas compartidas, esto es,
reglas que determinan los criterios para el significado de la palabra “derecho”. Este enfoque criteriológico del
positivismo jurídico es el que impide, según Dworkin, dar cuenta de los desacuerdos teóricos que se
producen en la práctica legal.
67